Amor romántico y cerebro

Crédito de imagen: http://thekidshouldseethis.com/wp/wp-content/uploads/2014/08/2PLXS.gif
Los mamíferos y las aves expresan regularmente preferencias por una pareja en concreto y toman decisiones de emparejamiento. Los datos sobre la elección de pareja entre los mamíferos sugieren que este comportamiento «sistema de atracción ‘se asocia con vías dopaminérgicas de recompensa en el cerebro (Fisher HE et al, 2006).
En la Universidad Stony Brook de Nueva York, se hizo un interesante estudio que examinó la correlación neural del amor romántico intenso a largo plazo mediante imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI). Participaron 10 mujeres y 7 hombres casados durante un promedio de 21.4 años y en ellos se realizó fMRI mientras visualizaban imágenes faciales de su pareja. Las imágenes de control incluyeron un conocido con el cual había gran familiaridad; un amigo cercano de largo plazo; y una persona de baja familiaridad. Se encontraron resultados concretos con relación al ser intensamente amado a largo plazo en: (i) áreas de recompensa ricas en dopamina y en el sistema de los núcleos basales, tales como el área tegmental ventral (VTA) y el estriado dorsal, en consonancia con los resultados de las primeras etapas estudios de amor romántico; y (ii) en varias regiones implicadas en apego maternal, como globus palidus (GP), sustancia negra, núcleo dorsal del rafe, tálamo, la corteza insular, la corteza cingulada anterior y la corteza cingulada posterior. Las correlaciones de la actividad neuronal en regiones de interés con los cuestionarios utilizados mostraron:
(i) las respuestas en VTA y núcleo caudado estuvieron correlacionadas con puntajes de amor romántico y la inclusión del “otro”;
(ii) las respuestas del globus palidus se correlacionaron con las puntuaciones de amor basado en la amistad;
(iii) las respuestas en el hipotálamo y el hipocampo posterior se correlacionaron con la frecuencia sexual; y
(iv) las respuestas en el núcleo caudado, septum / fórnix, el cíngulo posterior y el hipocampo posterior se correlacionaron con obsesión.
Particularmente con la región del hipocampo posterior, esta área igualmente se activa con hambre y búsqueda de alimento. Y un hallazgo interesante, fue que el número de años de matrimonio se correlacionó con mayor actividad en el núcleo accumbens y el núcleo caudado del lado derecho. Recordemos que el núcleo accumbens es uno de los centros de placer que trabaja con dopamina, de tal modo que una unión estable sí genera sensación de recompensa y en la medida de pasar el tiempo, participan otras áreas del cerebro, como regiones ricas en serotonina y en opioides, es decir, se activan regiones que son capaces de modular ansiedad y dolor, hallazgo que no ocurre en los recién enamorados. Entonces el amor romántico a largo plazo confiere gran sensación de calma.
En general, los resultados de estas investigaciones de correlación entre emoción y actividad neural sugieren que para algunas personas el valor de la recompensa asociada con una pareja a largo plazo puede ser sostenido, similar a un nuevo amor, pero también implica sistemas cerebrales concretos implicados en el apego y vínculo de pareja. (Acevedo BP, et al. 2012).
Igualmente, se estudió por resonancia magnética funcional (fMRI) a 15 hombres y mujeres que acababan de tener una rechazo amoroso (Fisher HE et al, 2006). El análisis preliminar mostró que la actividad específica relacionada con la persona amada ocurría ahora en regiones conectadas con el sistema de recompensa vinculada con los juegos de azar para ganancias inciertas, grandes o pequeñas, y en las regiones de la corteza orbitofrontal lateral asociada con comportamientos obsesivos / compulsivos y control de la ira. Los novedosos datos de imágenes funcionales de resonancia del estudio de la Universidad Stony Brook y otros, permiten plantear que el amor romántico es uno de los tres sistemas cerebrales primarios que evolucionaron en especies de aves y mamíferos para la reproducción directa. El deseo sexual se puede considerar que evolucionó para motivar a las personas a buscar una serie de parejas de apareamiento; la atracción evolucionó para motivar a las personas para preferir y perseguir parejas específicas; y el apego se desarrolló para motivar a los padres a permanecer juntos el tiempo suficiente para completar los deberes de crianza.

Crédito de imagen: http://www.totalprosports.com/wp-content/uploads/2013/09/baby-playing-ping-pong-gifs-kids-sports-gifs.gif
Estos tres repertorios conductuales parecen estar basados en sistemas cerebrales que son bastante diferentes aunque interrelacionados, que interactúan de manera específica para orquestar la reproducción, usando tanto hormonas como monoaminas (neurotransmisores como feniletilamina, dopamina, adrenalina). Y la dopamina, actuando sobre los sistemas de recompensa igualmente está implicada en el amor romántico a largo plazo así como en áreas importantes para el apego. La atracción romántica en el ser humano y su antecedente en otras especies de mamíferos juegan un papel primordial: este mecanismo neuronal que motiva a las personas a enfocar su energía de cortejo en una pareja específica, lo que permite preservar tiempo valioso, energía metabólica y facilitar la elección de pareja.
Referencias:
Acevedo BP, Aron A, Fisher HE, Brown LL (2012). Neural correlates of long-term intense romantic love. Soc Cogn Affect Neurosci.7 (2):145-59.
Fisher HE, Aron A, Brown LL (2006). Romantic love: a mammalian brain system for mate choice. Philos Trans R Soc Lond B Biol Sci.361(1476):2173-86.
Reblogueó esto en Cerebro, mente y conciencia.