27. La inteligencia del Zoon politikon


27. La inteligencia del Zoon politikon

La visión de la inteligencia se ha expandido, incluyendo la inteligencia emocional, que incluye cualidades como el autodominio, el celo, la persistencia y la capacidad de motivarse a uno mismo.
El método básico de la democracia es el funcionamiento de la inteligencia de grupo, de la capacidad y disposición de un grupo social para llegar a un acuerdo sobre los objetivos comunes y para enfocar efectivamente la acción en la consecución de los objetivos deseados. De este modo, el grupo inteligente determina sus propósitos y trata de alcanzarlos por medio del pensamiento


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27. La inteligencia del “Hombre social” (Zoon politikon)

“Se deben tener conocimientos para producir obras”

Francis Bacon – The advancement of Learning

 

En los noticieros -de todos los días abundan informes sobre actos relacionados con emociones fuera de control.
    Las noticias reflejan en una escala amplia como lo refiere Daniel Goleman, una escala más amplia de que existen cada vez más emociones fuera de control en nuestras propias vidas y en las de los demás.
    Norman Vincent Peale en un artículo de Selecciones del Reader’s Digest hacía referencia en Junio de 1974 a la “Virtud de los buenos modales”, refería como su madre le decía que se “portara con educación”, y el padre le reprochó a la madre que atribuyera a los modales el mismo valor que a la moral, a lo cual ella respondió que no les daba el mismo valor, pero “los principios morales no siempre se exteriorizan”.

 

    Ralph Waldo Emerson decía que “los buenos modales constituyen la manera feliz de hacer cualquier cosa”.
Ralph Waldo Emerson
En la “Etica a Nicómaco”, Aristóteles plantea el desafío de administrar nuestra vida emocional con inteligencia. Las pasiones presentes en cada uno, cuando son bien ejercitadas son sabias, guían adecuadamente nuestro pensamiento, nuestras acciones y nuestra subsistencia.

 

    La visión de la inteligencia se ha expandido, incluyendo la inteligencia emocional, que incluye cualidades como el autodominio, el celo, la persistencia y la capacidad de motivarse a uno mismo. Existe cada vez un mayor cuerpo de evidencias sobre la relación de la inteligencia emocional con manifestaciones que conocemos como “sentimientos”, “carácter” e “instintos morales”. Cada vez se logra una mayor aproximación a que las posturas “éticas” fundamentales en la vida surgen de las capacidades emocionales subyacentes.

 

    En principio, el impulso es el instrumento de la emoción;  podría citarse nuevamente a Goleman cuando refiere “como la semilla de todo impulso es un sentimiento que estalla por expresarse en la acción” [1]
 Daniel Goleman
Crédito de imagen

Existen quienes están a merced de sus impulsos, de tal forma que careciendo de autodominio, carecen de capacidad de controlarlos no pueden mostrar voluntad ni carácter. Una extendida enfermedad emocional se expresa en el aumento de los casos de depresión en el mundo, ya que la raíz del altruísmo se encuentra en la empatía, en cierta forma, de interpretar las emociones de los demás.

Si no se siente esta necesidad o la desesperación del otro, no existe esa sensación que en el Nuevo Testamento se describió con la palabra griega esplacnisomai, que literalmente significa “sentir con las tripas”.

     Existen dos posturas que nuestra época reclama, que son dominio de sí mismo y compasión. Un Mahatma, literalmente “alma grande”, es un mar de compasión, al decir del hinduísmo.

    ¿De dónde surge este tipo de manifestaciones empáticas como el esplacnisomaique se mencionó? La mente emocional, de acuerdo a Paul Ekman y Seymour Epstein de la Universidad de California y de Massachussets respectivamente, ofrecen una lista básica de las cualidades que dan vida individual a las emociones, lejos de otras contingencias de la vida mental. Así por ejemplo, la mente emocional es mucho más rápida que la mente racional, no se detiene a pensar en lo que está haciendo.  

    Su rapidez es incompatible con reflexiones analíticas o deliberadas propias de la mente pensante, que surgió probablemente de dilemas frente a otro animal sobre quien se come a quien. Si el animal era muy lento, probablemente no podría transmitir estos genes lentos a su progenie.  

    De este modo, la mente emocional actúa como un “radar” para percibir el peligro, los intervalos en que evalúa la percepción transcurren en milésimas de segundo, de modo que la velocidad y el automatismo de esta reacción que son los empleados por los denominados marcadores somáticos (Cf. Marcadores somáticos – teoría de la emoción de James-Lange-Schachter-Damasio), no alcanza a ser percibido por la conciencia.  

    Dado que la mente racional le toma más tiempo que a la mente emocional registrar la información y responder de una manera adecuada, lo que se conocen como “los primeros impulsos”  tienden a provenir del cerebro emocional. Ekman se refiere a estos primeros impulsos como aquellos en “que no elegimos nuestras emociones”, aunque  aclarando que le mente emocional no decide el tipo de emociones que se pueden exhibir en un momento dado; la mente racional se encarga de controlar el curso de estas reacciones [2]. En la vida emocional las identidades pueden comportarse holográficamente, en el sentido de que una sola parte evoca al todo. 

    Paradójicamente, en la época de la historia como lo es el siglo XX cuando la educación ha llegado a una mayor proporción de humanidad, es también la época de la generación más destructiva y sangrienta. Los individuos actualmente viven en un mundo complejo de tecnología y organizaciones demasiado grandes y costosas para que pueda poseerlas y manejarlas. La ciencia y la tecnología ofrecen cantidades ilimitadas de bienes y comodidades sin poner en peligro la salud o la seguridad de la mayoría, fenómeno cuya raíz se encuentra en la especialización del trabajo, que ha creado una mayor interdependencia entre los hombres, lo cual es la “raison d’être” de la democracia. 

    El método básico de la democracia es el funcionamiento de la inteligencia de grupo, de la capacidad y disposición de un grupo social para llegar a un acuerdo sobre los objetivos comunes y para enfocar efectivamente la acción en la consecución de los objetivos deseados. De este modo, el grupo inteligente determina sus propósitos y trata de alcanzarlos por medio del pensamiento.

Referencias


[1] &  Goleman D: La inteligencia emocional. Editorial Javier Vergara S.A., Buenos Aires, 1996. pp. 16

[2] &  Goleman D: La inteligencia emocional. Editorial Javier Vergara S.A., Buenos Aires, 1996. pp. 335 y ss

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Alejandro Melo-Florián

Writer, Internal Medicine specialist. Bogotá D.C -Colombia
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