La mente creativa que queremos tener


La resolución de problemas es una oportunidad.

El presente ensayo trata describe que la resolución de problemas implica una adecuada atmósfera emocional, que es posible conseguir en la medida de conocerse adecuadamente. Esta es una habilidad que se puede desarrollar más en la medida de considerar que los problemas son oportunidades de desarrollo. Como estructura disipativa, el cerebro está en condiciones de alcanzar estados superiores de organización, que se traducen como mejor asimilación, experiencia y manejo.
La inteligencia depende de un adecuado manejo del componente emocional y la habilidad social es un factor clave para alcanzar la autorrealización y la trascendencia.

¿Y por qué hablar de “problemas” y de “situaciones problemáticas”?

En este entorno de cambios acelerados, vivimos en un mundo en el que con una frecuencia cada vez más creciente, nuestro trabajo es HABILIDAD SOCIAL; en la medida de crear la conciencia del reconocimiento y la libertad que les confiramos a otros por su valioso trabajo, nos logramos paradójicamente, “individualizar en la colectividad”.

Cuando el trabajo que se hace tiene mucho que ver con la esfera emocional de las personas, es algo de lo cual surgen excelentes oportunidades de aprendizaje. De alguna forma surge ese imperativo del “tener que”, que se vuelve bajo la luz de una voluntad inteligente “un querer” interactuar con el grupo al cual se pertenece.

Creo que la vivencia es el mejor término para describir tal experiencia porque citando al autor español Baltasar Gracián, “cuando se habla de uno mismo es para alabarse que es vanidad, o para criticarse, que es poquedad de espíritu”- el sentir particular de las interacciones y enseñanzas que he tenido la fortuna de recibir de este grupo me ha permitido aprender mucho y deseo de alguna forma, compartirlo en la medida de poder hacerlo con estas líneas.

Somos apasionados por la búsqueda y lo nuevo, así es como llegamos a explorar el mundo (…) pero parece que el mundo geográfico ya está explorado, entonces empezamos ese lento proceso sin fin del descubrirnos a nosotros mismos y empezamos a descubrir el microcosmos que somos .

Existencia de un “problema” actual

Esto nos dice algo familiar. ¿Quién no ha tenido problemas? Desde los años de la infancia aprendemos a “sentir” los problemas, lo cual nos incita a pensar y a producir soluciones con la esperanza de resolverlos. Se percibe lo importante de acuerdo con la problemática, y la situación problemática dependerá de las circunstancias y del estado interno, de los objetivos, preferencias y decisiones personales. Cada problema representa una crisis y una oportunidad en mayor o menor grado, en la medida que encontremos la forma de resolverlo.

La palabra “problema” se puede definir de acuerdo al diccionario, como “una cuestión que se trata de solucionar o aclarar, una proposición dudosa”. En Matemáticas es “una proposición dirigida a averiguar el modo de obtener un resultado cuando ciertos datos son conocidos”.

Etimológicamente, viene del griego “próblema” derivado de “probállein” que traduce “lanzar hacia adelante”.

Un “problema” es una cuestión que se trata de solucionar o aclarar y que nos lanza hacia adelante.

Algo “problemático” es “algo incierto, dudoso, o que se puede defender por una y otra parte”.

Una “cuestión” es “una pregunta que se hace o propone para averiguar la verdad de una cosa controvirtiéndola, o también es una oposición de términos lógicos o de razones respecto a un mismo tema”

Una cuestión problemática, se puede definir como una oposición de términos lógicos que se puede defender por una y otra parte, y que nos impulsa adelante.

Algunas características que pueden darse en el contexto de un problema pueden ser algunas de las siguientes:

  • Resistencia de la gente para “lo desconocido”
  • No hay conciencia -si así se pudiera decir o familiaridad- de que la situación actual es el fruto, la resultante de un conjunto de decisiones tomadas en el pasado.
  • Somos llevados por el torbellino de nuestra propia ignorancia, que procuramos maquillar con los matices de lo que el inconsciente colectivo nos dice. Es pertinente parafrasear algo de lo dicho por Miguel Angel Cornejo, orador de prestigio internacional,  quien en una de sus interesantes alocuciones aludiendo a la identidad de nosotros los latinoamericanos, afirmaba en relación al inconsciente colectivo como:
“los latinoamericanos tenemos la idea de que el trabajo es pesado, porque el amor al trabajo y la vida sencilla de los amerindios autóctonos se transformó en el oprobio a la esclavitud que impusieron los europeos; queremos enriquecernos rápidamente y encontrar El Dorado por haber sido la sed de oro el motivador de los conquistadores; tenemos un inconsciente colectivo del despojo, quien tiene el poder lo hace con miras a enriquecerse; el enriquecimiento es algo que queremos lograr rápidamente; queremos encontrar la riqueza como montañas de oro, que si no tienen dueño, tanto mejor, pues nos la encontramos y como no es de nadie más, es nuestra (…); somos impuntuales porque cuando los españoles tenían la necesidad de asistir a actos públicos con los servidores de la corona (los indios y los esclavos, los zambos, los criollos y los americanos, considerados como ciudadanos de segunda clase), les hacían esperar largo tiempo, en señal del desprecio que les querían demostrar; -de modo que inconscientemente nos atribuimos importancia y despreciamos al otro cuando llegamos tarde, porque colocamos al otro en espera (…) y esperamos y esperamos, porque el clero, sin mayor poder político para modificar el sistema de monopolio y esclavitud impuesto sobre los habitantes de las Indias Occidentales, solo nos podía ofrecer en aquellas épocas el consuelo de la espera: que algo externo y superior a nosotros nos iba a solucionar las cosas. Por eso depositamos la fé en que algo sobrenatural va a solucionar nuestros problemas y surge entre nosotros el fenómeno de la ‘religiosidad’ como opio del pueblo” . 
El inconsciente colectivo aún mayor de todo Occidente con respecto al trabajo, lo considera como una actividad desagradable que se ejecuta con el fin de poder satisfacer los deseos y aliviar el dolor humano. En nuestro paraje geográfico no somos ajenos a esta concepción, si bien toma el aire local de acuerdo a lo sugerido por Cornejo.
Los argumentos de Cornejo de alguna forma pueden ser valederos en la medida de usar lo rescatable para identificarnos a nosotros mismos como la raíz de un problema y de una oportunidad, desde una óptica de nuestra identidad cultural, porque el inconsciente colectivo descrito en la forma en que Cornejo lo hace, puede ser muy inmovilizante. Pero existen esperanzas; la esperanza de la que somos depositarios ha hecho que S.S. el Papa Juan Pablo II nos haya dado el hermoso, calificativo de que “Latinoamérica es la reserva espiritual del mundo”.
Volviendo nuevamente a las características que se pueden dar en el contexto de un problema, cuando identificamos un problema, asumimos el comando sobre él; pero cuando no lo hacemos, quedamos al arbitrio del problema. El problema, por así decirlo, nos vive.

¿Qué es el “inconsciente colectivo”?

El inconsciente colectivo lo ha definido el psiquiatra zuriqués Carl Gustav Jung comolas huellas que indican de que manera más frecuente e intensa funciona el psiquismo humano”.
Es un mundo de “imágenes  y mitos común a todos los pueblos y no se parece en nada al mundo de las cosas reales”. La obra de Jung nos enseña que los cuentos de hadas, así como el mundo de sueños desarrollado por Freud, no son lo que parecen. El cuento de hadas nos dice que el príncipe para conquistar la princesa debe enfrentar el dragón. eliminar al hechicero y destruir el poder de la madrastra con la ayuda de su servicial compañero animal que tiene poderes sobrenaturales.
    El inconsciente colectivo -o el paradigma, si se me permite la expresión, que funciona a nivel inconsciente en toda la especie humana- así descrito es una especie de mapa común para establecer relaciones entre nosotros hasta que podamos por decirlo de algún modo, emanciparnos, para terminar descubriendo que somos al mismo tiempo el príncipe, el dragón, la madrastra, el animal servicial, la princesa amada, el narrador y la búsqueda. Esta especie de piloto, automático que puede ser el inconsciente colectivo tiene su equivalente con la situación descrita por Cornejo, en la cual el príncipe sería el indígena, la princesa sería la libertad, la madrastra vendría representada por las condiciones difíciles impuestas por los extraños.
El inconsciente colectivo se perpetúa por el tipo de ethos o comportamiento de la sociedad. El lenguaje no solo forma parte del comportamiento, del ethos social, sino que codifica arbitrariamente una serie de categorías por medio de reglas sintácticas que configuran la realidad. El concepto de realidad se forma en consecuencia de acuerdo con una serie arbitraria de supuestos que son mantenidos por el lenguaje. 
La división social del trabajo puede unir a la humanidad extensivamente, perosolamente en el nivel del compartir material. No obstante, el hombre ha tratado de crear una cultura individual, tratando de escapar del camino trillado que ha regido tantas generaciones humanas, del inconsciente colectivo. En esta identidad individual sus deseos –no en el sentido erótico, sino en el sentido hominal por excelencia- el placer como significado, el placer más propio del hombre, pueden tener lugar. Aristóteles consideraba que ese placer propio del hombre es la felicidad (eudaimonía) entendida como la que corresponde a la actividad del pensamiento. Si explotamos esta idea un poco más, la eudaimonía es el tránsito del eros al agape , del placer y la alegría del individuo a la de un colectivo social.
Si seguimos un poco adelante con este punto, el placer, el significado, el significado, el Tao, el destino, o como lo queramos llamar, es algo de carácter esencial para la vida y es algo que todos los seres humanos exigimos. Con el significado tenemos la sensación de que hay algo porque vivir, algo porque esperar, algo porque luchar, una dirección en la vida. Existe una bitácora y un rumbo. La búsqueda de orientaciones, objetivos, finalidad, trascendencia o como lo queramos llamar es un impulso innato en cada individuo. Forma parte de su naturaleza individual y su búsqueda se realizará en mayor o menor grado dependiendo del compromiso del individuo con su significado, y de sus cambiantes circunstancias personales. Así es como logramos la libertad del inconsciente colectivo.

Pese a que algunos conglomerados sociales parecen estar tan cercanos a conseguir la libertad, la gran mayoría de los colectivos sociales no han mejorado las condiciones de vida por lo que se refiere a una cultura individual que permita el desarrollo de laeudamonía o los placeres propios del hombre. A la mayoría de los individuos en nuestro tiempo el quehacer colectivo les está ocupando una gran franja de sus energías por participar solamente en el nivel del compartir material, quedándole poco tiempo para el desarrollo de su cultura individual.

Por lo anterior, hoy día poseemos una cultura colectiva altamente desarrollada a expensas de la cultura y al desarrollo individual. Esto es de cierta forma, un “malestar de la cultura” y por esto mismo hoy en día existe una PROFUNDA BRECHA entre lo que UNO ES y lo que UNO REPRESENTA, es decir, entre lo que se es como individuo y lo que se representa como función dentro de la colectividad.

Es cierto que esta unilateralidad del desarrollo social ha sido útil para conseguir las enormes ventajas y progresos vistos en las últimas centurias. Pero el desarrollo social ha impuesto la hipertrofia anormal de una facultad en muchas personas, por citar un ejemplo, la facultad de “pensar”. Esta facultad mejorará el desempeño personal por la presión ejercida sobre el INDIVIDUO en aras de la cultura para un espectro reducido de actividades en cualquier conglomerado social. Pero este desarrollo anormal ha implicado el que se descuiden u oculten los valores de máxima significancia individual, cualesquiera que fueran. Implicaría que los valores aptos para proporcionar placer al individuo a partir de una intensidad y una belleza del vivir, serían sacrificados quizá en vano por el desarrollo de un solo valor  de utilidad colectiva.

Si bien es cierto que la función diferenciada proporciona al individuo la posibilidad de poder participar en el nivel del compartir material en la existencia colectiva, la satisfacción y la alegría personal están en el desarrollo de los valores individuales, de modo que el nuevo inconsciente colectivo sea el de que cada uno busque su individualidad, su camino, su realización , su significado, su razón de ser y reconozca a los otros miembros de la colectividad como aliados en una misma búsqueda.

¿Por qué tenemos miedo a lo desconocido?

Las pautas de irracionalidad en el comportamiento humano se repiten una y otra vez, a nivel individual y colectivo. Los “viejos moldes”, el status quo, los viejos paradigmas son fieramente defendidos, incluso cuando han empezado a fallar estridentemente y no sirven para manejar los problemas cotidianos en absoluto, y quienes los desafíen tienen que enfrentar el hecho de que se les considere ridículos.
    A lo largo de las diferentes generaciones, la humanidad ha luchado por preservar elstatus quo -el orden establecido- sosteniendo que “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”, expresión popular que considera siempre peligroso a lo desconocido. Sin embargo, tal tipo de pensamiento cercena las nuevas posibilidades de crecimiento, al negar que todo crecimiento depende de la capacidad de transformarse. La pensadora Marilyn Fergusson refiere que:
“en medio de un mundo fluyente por naturaleza, nos aferramos a lo que nos resulta familiar y nos resistimos a toda transformación. En la alternativa de tener que cambiar las propias ideas o probar que no es necesario llegar a eso, la mayoría de nosotros nos apresuramos a acumular argumentos” 
    Si hemos de acabar alguna vez con este patrón de comportamiento de resistencia al cambio, de acumulación de argumentos -que de paso implica también sacudirse de nuestra historia personal y colectiva regidas por el inconsciente colectivo- es necesarioidentificar esta pauta de comportamiento.
    En la medida de reconocer que generamos este comportamiento “acumulador de argumentos”, de aprender a discernir nuevos caminos de descubrimiento e  innovación, logramos superar de alguna forma esta sensación de incomodidad y resistencia frente a lo nuevo y a reconocer las ventajas de aceptar el cambio.
John Stuart Mill, el filósofo inglés a quien se atribuye la paternidad de las ideas del liberalismo económico y el derrocamiento del paradigma social de su época que a la riqueza se podía acceder solamente por nobleza o posesión de tierras, decía que la mejor forma de salvaguardar las nuevas ideas es “dar a la verdad una oportunidad para llegar hasta nosotros”. Mill señalaba que en múltiples ocasiones habían surgido ideas importantes y sus partidarios habían sido perseguidos antes del descubrimiento posterior de sus mismas ideas en una época más tolerante.
Este fenómeno de la resistencia popular frente a las ideas nuevas y extrañas ha sido llamado como la “tiranía de la mayoría”, que es la tendencia de las colectividades sociales a suprimir el libre pensamiento.  Esta tiranía de la mayoría es aún más fuerte cuando actúa con algo que no conoce. Esta es también una manifestación del poder del inconsciente colectivo, de los paradigmas establecidos.

Dramatización de problemas.

Citaré un pasaje de la “Inteligencia emocional” de Daniel Goleman a propósito de la ciencia del Yo como un medio para la educación de las emociones para vernos actuando y solucionando un problema:
“Lo que lleva al comienzo de un conflicto (…) es no comunicarse, hacer suposiciones y arribar a conclusiones enviando un mensaje “duro” que le hace muy difícil al otro entender lo que  se le dice (…) la cuestión no es evitar los conflictos por completo, sino resolver los desacuerdos y los resentimientos antes de que se conviertan en una pelea encarnizada. Ambos (dos alumnos) hicieron esfuerzos para expresar su punto de vista de forma que no agravara el conflicto. Esta  manera positiva de encararlo, tan diferente de la agresión o la pasividad (…) insiste en que deben expresarse los sentimientos con fuerza y con corrección pero de forma tal que no pueda transformarse en agresión (…) el manejo del dominio emocional es especialmente difícil ya que las habilidades para lograrlo (y esto es particularmente útil para resolver problemas-cursiva mía) necesitan ser adquiridas en los momentos en los que habitualmente la gente está menos dispuesta a recibir esta información”.1 
La comprensión de la ciencia del Yo nos permite acceder a los problemas desde esta posición que puede asemejarse a un enfoque “como sí”. Esta dramatización de los problemas nos permite seguir por así decirlo, un “guión” de comunicación en el cual no se evita el conflicto por completo y se puede “escuchar” a la contraparte.

Gran parte de la conducta humana puede explicarse por una combinación de deseo y razón: el deseo induce al hombre a buscar cosas exteriores a él, mientras que la razón le muestra la mejor manera de alcanzarlas.

Muchas veces la fuente de un problema es vencer la propia resistencia al cambio que uno mismo tiene, que generalmente se tiende a reforzar con algunos argumentos que suelen ser valederos para uno mismo y que se terminan apuntalando con las opiniones de otras personas en las que sentimos confianza. 

Cada uno racionaliza su resistencia tendenciosamente, y emocionalmente la nutre con las emociones de personas cercanas, que son por decirlo de alguna manera, quienes le transmiten seguridad, le dan la idea de pertenencia a un “territorio” o paradigma que es adecuado.

Existe una creciente tendencia en psicología y ciencias humanas en estudiar la llamada inteligencia emocional, que comprende habilidades del tipo de

  • Ser capaz de motivarse y persistir frente a las decepciones
  • Controlar el impulso
  • Demorar la gratificación
  • Regular el estado del humor
  • Evitar que los trastornos disminuyan la capacidad de pensar
  • Mostrar empatía con los otros
  • Ser capaz de abrigar esperanzas

La visión de la inteligencia se ha expandido –ya se habla de inteligencias múltiples- y en esta visión se incluye la inteligencia emocional, que incluye cualidades como el autodominio, el esmero, la persistencia y la capacidad de motivarse a uno mismo. Existe cada vez un mayor cuerpo de evidencias sobre la relación de la inteligencia emocional con manifestaciones que conocemos como “sentimientos”, “carácter” e “instintos morales”. Si bien el cociente intelectual tiene 100 años de desarrollado, tener un cociente intelectual alto no es garantía de prosperidad, felicidad ni prestigio en la vida; y no obstante nuestro medio social y cultural se concentra en las habilidades académicas dejando de lado las “habilidades de la gente”.

    LA INTELIGENCIA EMOCIONAL que tan ignorada es por los sistemas de educación actualmente vigentes, tiene una altísima influencia en nuestro destino personal. La vida emocional es un ámbito que al igual que las matemáticas y la lectura puede manejarse con mayor o menor destreza y requiere un conjunto de habilidades.

Norman Vincent Peale en un artículo de Selecciones del Reader’s Digest de Junio de 1974 titulado “Virtud de los buenos modales”, refería como su madre le decía que se “portara con educación”, y que una vez su padre le reprochó a ella que atribuyera a los modales el mismo valor que a la moral, a lo cual la madre respondió que no les atribuía el mismo valor, “pero los principios morales no siempre se exteriorizan; en cambio nuestros modales buenos o malos siempre salen a relucir”.
    Ralph Waldo Emerson decía que “los buenos modales” constituyen “la manera feliz de hacer cualquier cosa”, y en la “Etica a Nicómaco”, Aristóteles plantea el desafío de administrar nuestra vida emocional con inteligencia. Las pasiones presentes en cada uno, cuando son bien ejercitadas son sabias, guian adecuadamente nuestro pensamiento, nuestras acciones y nuestra subsistencia.

Howard Gardner, una de las autoridades mundiales en el tema de inteligencia, afirma que:

La inteligencia interpersonal es la capacidad para comprender a los demás; qué los motiva, cómo operan, cómo trabajar cooperativamente con ellos. Vendedores, políticos, maestros, médicos clínicos y líderes religiosos de éxito tienen probabilidades de ser individuos con alto grado de inteligencia interpersonal”.

El núcleo de la inteligencia interpersonal de acuerdo a Gardner incluye “las capacidades para discernir y responder adecuadamente al humor, el temperamento, las motivaciones y los deseos de los demás”. Estas capacidades nos permiten desde poder llevar armónicamente una relación de pareja, hasta poder pedir ayuda adecuadamente en los momentos de crisis. Cuando tratamos constantemente al prójimo con una actitud de benévola simpatía, que llamamos urbanidad,  “acabaremos sintiendo una auténtica simpatía por todas las personas”, retomando nuevamente las ideas de Peale.

Carga de las tintas emocionales

Se puede considerar desde el punto de vista que los humanos, por más racionales que intentemos ser, tomamos las decisiones propiciados con una mezcla de corazonada, intuición y brillante creatividad; con el nivel de esta mezcla que nos permite el propio nivel personal.

Queremos reconocimiento. Hegel consideraba que los seres humanos en tanto que animales, tienen deseos y necesidades naturales de objetos exteriores a ellos, como alimentos, bebidas, hábitat y por encima de todo, la conservación corporal. Sin embargo, el hombre difiere fundamentalmente de los animales en que desea además, el deseo de otros hombres, lo cual equivale al reconocimiento: el hombre tiene un “deseo del deseo de otros hombres”.  En especial, desea que se le reconozca como ser humano, o sea como un ser con cierto valor y dignidad.

Francis Fukuyama refiere en “El fin de la historia y el último hombre” que el deseo de reconocimiento es tan antiguo como la tradición de política occidental, siendo un constituyente de la personalidad humana. Hegel considera que el reconocimiento es el primer destello de la libertad humana. Mientras que Platón en “La República”, señala que hay tres partes en el alma: la que denomina “thymós”, que viene traduciendo ánimo o coraje, la que razona y la que desea.

El reconocimiento forma parte de la libertad. Nos gusta que se nos reconozca y acepte como seres libres, tanto en el nivel de lo personal  como lo social. Nos gusta que se nos diga que todo lo que hemos hecho ha sido adecuado y fructífero. Que ha tenido trascendencia.

Hegel refiere que la naturaleza del deseo humano cambia con los períodos y las culturas. Enlazando esta aspiración al reconocimiento con la idea de Hegel del deseo humano, las cosas que son deseadas ahora no podían ser deseadas en tiempos anteriores, por ejemplo, el derecho a la vida y la integridad, trabajo estable y con posibilidades de remuneración adecuada, tener acceso a las instituciones de salud, al voto y un largo etc.

Vivimos en una cultura que valora la libertad. El marco de la tendencia economicista de nuestro siglo ofrece dos opciones respecto a la libertad: valora por un lado el trabajo como una herramienta hacia la trascendencia, pero por otro lado, -podría decirse una cara oculta y oscura- iguala a la libertad con la tenencia de recursos económicos.

El hecho de poder obtener un reconocimiento social al trabajo bien hecho en forma concreta como ganancia económica, es el reconocimiento que se mencionaba: en este reconocimiento social se encuentra también tácitamente implícito, el reconocimiento de que somos libres. Pero cuidado con la tergiversación: no estoy diciendo que para ser libre se deban tener recursos económicos, lo que afirmo es que el “reconocimiento” desde el punto de vista del marco económico es asimilable con la posesión de recursos materiales.

Las premisas pueden parecer un poco tendenciosas, cuando son enfocadas desde el punto de vista economicista porque cuando obtenemos el reconocimiento que queremos, logramos una ganancia económica adecuada, logramos un status adecuado o el prestigio (esto como sinónimo de reconocimiento social) adecuado. Cuando el obtenemos el reconocimiento que buscamos, también logramos ser libres de acuerdo a esta óptica de estar en el “Fin de la Historia”.

Hoy en día, la ética del trabajo de muchos países asiáticos se ha podido desplazar desde la órbita de los incentivos materiales hasta la del reconocimiento del trabajo de grupos sociales interconectados. Entonces, a la luz del enfoque economicista, el reconocimiento a la persona conferido en forma de recursos económicos, le hace libre. En el estadío histórico actual este es el deseo del colectivo social. Una vez este colectivo social logre su deseo, se presentarán otros deseos, otras aspiraciones de un orden más elevado que a su vez impondrán nuevos problemas y otros enfoques para la resolución de tales problemas.

Nuestros deseos actuales desde una óptica hegeliana, están condicionados por nuestro medio social, el cual es el resultado de nuestros antecedentes históricos. Los objetos concretos de deseo son solo uno de los aspectos de la naturaleza humana que han cambiado con el tiempo. La importancia del deseo en relación con otros elementos del carácter humano también ha cambiado. Lo que una persona es en el presente es el complejo resultado de sus deseos, tendencias, objetivos y logros a lo largo del tiempo. La historia es de cierta manera, la recopilación y el desarrollo de los objetivos de una colectividad.

La Historia es una especie de compilación de la historia de los deseos humanos, afirma Hegel, puesto que la naturaleza humana no tiene una naturaleza fija, no es, sino que se convierte en algo diferente de lo que fué.

Nos gusta que otras miembros del colectivo social reconozcan nuestros logros. Aquellos a quienes identificamos como reconocientes de nuestros logros, les llamamos “amigos”.

El nivel donde cada persona está ha sido fruto de un largo y arduo proceso de vencer diferentes problemas. De convencer por ejemplo, a los seres cercanos que nuestras decisiones son valederas y que nos van a llevar lejos. Convencerlos con argumentos, pero sobre todo con HECHOS. El convencimiento se sustenta en los hechos. Y el lograr hechos concretos implica un enorme esfuerzo que seguramente ha debido ser sostenido contra circunstancias adversas. Llegar al presente actual nos ha costado por así decirlo, un triunfar de diferentes problemas, que una vez resueltos, pasan a ser parte de los propios antecedentes históricos.

El reconocimiento que brindamos a alguien (amigo, potencial amigo, persona relacionada, seres queridos, etc) hace implícito de alguna forma el identificar que el presente actual de esa persona está hecho a base de sus antecedentes históricos, que a su vez están relacionados con un largo proceso de visibles o invisibles logros. El reconocer los logros de los otros nos hace partícipes de la historia de esa persona y que en ella reconocemos su proceso como algo dinámico, que esa persona se ha enriquecido y que es mejor. Así participamos de esta cultura del reconocimiento, que de acuerdo a Francis Fukuyama, es el “Fin de la historia”. Y el fin de la historia personal es conseguir la libertad.

El sitio actual de una persona es el fruto de un proceso, donde los antecedentes históricos de lo que somos ahora es el fruto de convertirnos en un ser diferente del que hemos sido. De modo que cuando brindamos un reconocimiento sincero, reconocemos la historia personal de alguien como un proceso que ha dado resultados: y si la historia personal es un proceso para conseguir la libertad, cuando brindamos el reconocimiento, la persona se siente libre.

Hay que agrandar el problema, ignorarlo no será  la solución.

El problema de nuestra resistencia al cambio radica en una resistencia al hacer. No tenemos miedo de aprender sino en la medida que aprender significa hacer.

Goethe recomendaba que “tratemos a la gente como si fueran lo que debieran ser y les ayudaremos a que sean lo que son capaces de ser”. Si logramos vencer nuestro propio miedo al cambio, logramos adquirir motivación para aprender, porque los terrenos desconocidos serán interpretados como una aventura que nos permitirán el placer de explorar y aprender.

Los problemas o las llamadas situaciones problema suelen ser definidas desde el punto de vista psicológico como:

  • Una situación en la que una persona trata de alcanzar una meta
  • Sus primeros intentos no logran conseguir ese fin
  • Existen cuando menos dos y generalmente más, soluciones o cursos alternativos de acción

Esta caracterización de los problemas puede aplicarse a multitud de situaciones. Sin embargo, la variedad existente de problemas hace difícil desarrollar una explicación unificada de lo que es la solución de un problema: el solucionar por ejemplo,  el problema de una deuda hipotecaria es diferente al de como solucionar desaveniencias con superiores en el trabajo.

Los problemas existen porque las personas perciben diferentemente las necesidades de una situación problemática. Partiendo de este enfoque:

Para encontrar una solución, se necesita un cambio en la percepción.

El cambio del punto de vista sobre un problema implica reorganizar en nuestra mente, en nosotros mismos los elementos, características o atributos de un problema o situación problemática en algún patrón. La percepción se modifica porque se ven de otra forma las características, propiedades o situaciones de un objeto externo a nosotros.

El cambio de la percepción se refiere también al cambio de la conciencia, el “aquello que percibe” que en cada uno de nosotros capta las características, atributos esenciales o detalles de la situación problema. Este cambio de percepción por modificación de la conciencia -por así llamarlo- de quien percibe es el paso que más toma tiempo, por la resistencia de la persona al cambio por la dificultad que presume el cambio de su marco de referencia y valores. Lo anterior también significa que habrá situaciones problemáticas que NO podrán solucionarse a menos que la PERSONA QUIERA CAMBIAR. Cuando creemos que algo es imposible, el problema somos nosotros mismos, porque cuando pensamos en términos de imposibilidades cada dificultad debe ser vista como un llamado a un triunfo personal.

Como ejemplo de lo anterior, se puede citar el problema suscitado por el descubrimiento de la redondez de la Tierra:

El geógrafo y astrónomo griego Eratóstenes cuando era director de la Biblioteca de Alejandría, leyó en un papiro que en un pueblo llamado Siena, cerca a la primera catarata del río Nilo, en Egipto, en el mediodía de cualquier 21 de Junio un palo vertical no proyectaba sombra, y se podía ver el sol reflejado en el fondo de un pozo hondo.  Eratóstenes tuvo la curiosidad y persistencia de ánimo para hacer un experimento en que observaría si en Alejandría, a 800 kilómetros de distancia de Siena, los palos verticales proyectaban sombra hacia el mediodía del 21 de Junio. Y descubrió que sí lo hacian.

Eratóstenes entonces se preguntó porqué en el mismo instante un bastón que proyectaba sombra en Alejandría, no lo hacía en Siena: comprendió que la única respuesta posible era que la superficie de la Tierra estaba curvada. El sol estaba tan lejos que sus rayos son paralelos cuando llegan a la Tierra y los palos situados formando ángulos diferentes proyectan sombras de diferentes longitudes. Si la tierra fuera plana los dos palos proyectarían sombras de igual longitud.

Simple ¿no?. Este es un ejemplo sobre la reorganización de las propiedades o características de objetos externos a nosotros. Pero tal descubrimiento le implicó a Eratóstenes –si nos imaginamos por un momento estar “en sus zapatos”- una modificación de su forma de ver el mundo y sustituir la seguridad de su marco de referencia social, cómodamente apuntalado en las creencias aceptadas en su tiempo de una tierra plana.

Pero no por esto se aceptó  inmediatamente que la Tierra fuera redonda, porque era necesario el cambio de conciencia, el cambio del “aquello que percibe” en las mentes. Fué necesario el viaje épico de Cristóbal Colón, confirmando la idea de Eratóstenes de pasar por el “mar de Iberia2 a la India”, y luego la confirmación por el viaje también épico, de Magallanes y Elcano, esta vez alrededor de todo el mundo. Recordemos de paso, que el desconocimiento de las culturas indígenas le costó la vida a Magallanes en una isla llamada Mactán, pero no por esto se arredró Elcano, quien puso mayor empeño en cumplir su travesía con sus naves “Trinidad”, “Concepción”, “Santiago” y “Victoria”.

Este cambio en la percepción es lo que se llama en términos psicológicos, para quienes son amigos de llamar a las cosas por algo para poderlo entender mejor, como REORGANIZACION PERCEPTUAL.

Para encontrar una solución, es necesario recurrir a la experiencia previa que exista sobre ese problema en particular

La aproximación a los problemas con el enfoque de la percepción hace énfasis en la conducta del solucionador, PERO LA RESOLUCIÓN DE LOS PROBLEMAS NO ES SOLAMENTE ESTO, ya que tenemos la fortuna de contar con el acúmulo de la experiencia pasada.

Desarrollando este punto de vista sobre las experiencias previas, existe un problema cuando el enfoque que tradicionalmente tenemos de un problema no es el adecuado. Tal enfoque tiende a volverse un patrón, y este patrón o hábito pasa a comandar la respuesta de la respuesta ante un estímulo. Un suceso externo o estímulo desencadenante -tengo hambre- puede estar asociado con una respuesta particular -miro el reloj para ver si es horario  de almuerzo-. Esta respuesta la llevará a diferentes alternativas, por ejemplo, si no tengo reloj, le pregunto a alguien la hora, o busco un reloj, o llamo a pedir comida si no es el horario. Entonces todo problema tiene una jerarquía de respuestas organizadas en un grupo grande, teóricamente infinito, con respuestas que se suelen translapar o superponer entre sí.

Del mismo modo, este tomar en cuenta la experiencia pasada como un patrón que permite la resolución de problemas, es lo que se llama en términos psicológicos, para quienes son amigos de llamar a las cosas por algo para poderlo entender mejor, como ACTIVACION ASOCIATIVA. El estudio, el aprovechar la experiencia propia y la experiencia de otras personas es un enfoque de ACTIVACION ASOCIATIVA muy útil en la resolución de problemas.

Por último, en la resolución de problemas con cuánta frecuencia oímos hablar que la vida es una búsqueda? Quizá con bastante frecuencia, ya que nos pasamos buscando con quien tener una relación de pareja, con quien podernos asociar para obtener mayor reconocimiento y trascendencia, como ser mejores de lo que somos, como “dar al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios” y otro largo etc.

Para encontrar una solución a un problema, es necesario identificar a la solución como un proceso de búsqueda.

El problema es semejante a un laberinto.  El problema se presenta porque es necesario elegir una alternativa entre varias posibles. Se podría objetar tal afirmación diciendo que se pueden escoger todas las alternativas, pero en tal caso, no existiría el problema. El mayor interés en la resolución del problema radica en que hay buscar entre varias alternativas y como se ajusta cada una de ellas al proceso de la solución Generalmente el hecho de “tomar una decisión” no es fácil porque el proceso es complicado.  En este tipo de problemas estilo “laberinto”, las alternativas están claramente especificadas y son conocidas para el sujeto, quien debe seleccionar la más adecuada. Entonces la calidad de la solución depende de la rapidez con la cual se resuelve la situación o el menor número de intentos necesarios para la resolución de la situación.

Siguiendo uniformemente con la nomenclatura sobre las estrategias para la resolución de problemas, este último proceso para la resolución de problemas, es lo que se llama en términos psicológicos, para quienes son amigos de llamar a las cosas por algo para poderlo entender mejor, como solución de problemas como un PROCESO DE BUSQUEDA.

¿Cómo se resuelven los problemas?

Tengamos en mente el siguiente ejemplo:

“Cuando Kekulé -el autor del anillo de la molecula de benceno- estaba medio dormido, vió cadenas de átomos de carbono en la representación simbólica inventada por él, que parecían cobrar vida, y una de ellas se enroscó como una serpiente para formar un anillo. Ese fué el final de una larga búsqueda”.

Se pueden plantear tres etapas para el proceso de resolución de problemas:

  • Preparación
  • Producción
  • Juicio

ETAPA DE PREPARACIÓN.

En esta etapa el sujeto estudia y adquiere ideas sobre la naturaleza del problema con que se enfrenta, con qué elementos cuenta y cuáles son los criterios de solución. De acuerdo con la intensidad de la preparación, se puede citar “como el azar solo favorece a los preparados”.

ETAPA DE PRODUCCIÓN.

En esta etapa se consideran los diferentes enfoques alternativos a una solución u la generación de soluciones potenciales.

ETAPA DE JUICIO

En el momento en que quien afronta los problemas produce una solución potencial, debe juzgar que tan adecuada es, lo cual le lleva a esta última etapa.

dalia1224 — November 02, 2009 —
SE DESCRIBE UN MODELO DE RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS
     La CONJUGACIÓN escalonada en las anteriores etapas de preparación, producción y juicio, con los procesos de cambiar la percepción, de recurrir a la experiencia previa, y de insistir en un proceso de búsqueda, permite mayores opciones en la resolución de un problema.

Hay que tener en cuenta que como humanos y poseedores de un vasto repertorio de emociones que le dan colorido a la vida, la motivación tiene un papel importante en la resolución de problemas, ya que al interactuar con la experiencia previa, determina las características de la ejecución, el grado de insistencia en la búsqueda y la motivación para un cambio en la percepción.

Daniel Goleman en su obra sobre la “Inteligencia emocional”, refiere “como la semilla de todo impulso es un sentimiento que estalla por expresarse en la acción”.

Es necesario aprender a tener conciencia de sí mismo en el sentido de reconocer los propios sentimientos y construír un vocabulario adecuado para expresarlos; aprender a ver los vínculos existentes entre los  pensamientos, los sentimientos y las reacciones, saber si los pensamientos  o los sentimientos están gobernando las decisiones; ver las consecuencias posibles de elecciones alternativas. El proceso de tomar conciencia de sí mismo implica tomar conciencia de las propias fortalezas y debilidades y verse a uno mismo bajo una luz optimista pero realista.

En la medida de una saludable y equilibrada atmósfera emocional, las facultades intelectivas y abstractas permitirán un adecuado funcionamiento en las etapas de preparación, producción y juicio para la resolución de problemas.

Todo puede ser de otra manera

Cada uno puede sobrepasar antiguos límites, superar inercias y miedos pasados y alcanzar niveles de plenitud que parecían imposibles, descubrir raudales de posibilidades en donde otros no ven más que problemas, descubrir raudales de libertad y de cercanía humana que cuando aumentan nuestra productividad interior, una vez transcurra el proceso alquímico del tiempo, se reflejarán en una mayor productividad exterior. Pero este “resultado” es al fin y al cabo un “camino”.
    Esta es una paradoja sencilla, que nos dice que “los medios”, “el camino”, son los “fines” en los cuales se oculta la opción de los raudales de libertad. “Se hace camino al andar” al decir del poeta Machado, pero para lograr el camino, hay que “dejarse llevar”. La revolución interior de cada uno es volverse consciente de que al no aferrarnos ya tenemos un camino. El que no haya caminos, también es un camino. Estar en el camino es el destino final, hay que estar en movimiento.
Cuando experimentamos un cambio personal, nos encontramos a nosotros mismos replanteándonos todo. Esto es de alguna forma, CREATIVIDAD. Cuando estamos en el proceso de transformación, nos encontramos cuestionando antiguas evidencias, viendo con nuevos ojos el trabajo, las relaciones, los propios objetivos y valores, el poder político y la paralizadora influencia de los “expertos” en la materia 3, que a veces son “buscadores de imposibilidades”.
Estas son todas ideas manifestadas por Marilyn Fergusson, autora que pertenece a la pléyade de pensadores interesados en el diseño de una cultura nueva, con una nueva manera pensar, con un nuevo enfoque de los viejos problemas, o sea, aplicando el clásico vocablo del filósofo e historiador Thomas Kuhn, en un “cambio de paradigma”.
Con estos descubrimientos del propio ser, inevitablemente surgen más paradojas: cuando más autónomo se es, más se depende de los “otros”, del entorno. El viejo paradigma o pauta, o patrón o cosmovisión que todavía nos rige, imprime en nosotros como especie, modos de pensamiento para ver el mundo, por ejemplo: reducir el movimiento al reposo, reducir el tiempo a su representación espacial, reducir la inteligibilidad a la tautología (…) 
    Este paradigma lanza sus últimos coletazos y en su enfrentamiento con el nuevo de mayor trascendencia y un marco de referencia mayor, crea turbulencias que indudablemente nos colocan en crisis. Pero afortunadamente, el nuevo paradigma y progresiva modificación de la distorsión del inconsciente colectivo, se va construyendo hacia arriba en una espiral evolutiva sin fin.
    El hombre siempre está llegando al “fin de su historia”, solo para iniciar una nueva. El nuevo paradigma se construye sobre un modo de considerar el tiempo y los acontecimientos que los considera portadores de novedad e imprevisibilidad y nos enseña poco a poco a “esperar lo inesperado”.
    El nuevo paradigma nos lleva poco a poco hacia un orden más complejo en TODOS los niveles de nuestra vida, lo cual curiosamente, es una ley de la naturaleza descrita en la “Teoría de la Estructuras disipativas 4”, según la cual los sistemas abiertos -significando este “abierto” un intercambio constante de energía con el exterior o “disipación”- están en condiciones de un reordenamiento, generalmente brusco, y en un ORDEN DE MAGNITUD SUPERIOR que cuando se aplica ya sea a nuestro pensamiento, al funcionamiento de los conglomerados sociales, al funcionamiento de nuestro vasto conjunto neuronal, a las transformaciones químicas, siempre origina un ESTADO SUPERIOR, que trasciende aquel del cual se originó. 

Steve Jobs

Como nos interesa un mejor conocimiento sobre el proceso creativo y la resolución de problemas, que en últimas equivale a conocer algunas coordenadas de nosotros mismos, se harán algunas descripciones muy generales del funcionamiento delcerebro como una estructura disipativa susceptible de alcanzar ESTADOS SUPERIORES.

En el nivel del funcionamiento neuronal, el mayor consumo de energía se ha visto y demostrado experimentalmente cuando se requiere la resolución de un problema o cuando se requiere hacer varias actividades al tiempo, por citar algunos ejemplos.

Si esta situación de mayor consumo energético se interpreta como una adaptación al estrés o al sufrimiento, es más fácil comprender porqué salimos fortalecidos del dolor: porque de algún modo, nuestra consciencia, nuestro modo de ver el mundo se eleva porque nuestro cerebro empieza a consumir más energía lo que le posibilita alcanzar un marco de referencia mayor, un estado de consciencia de mayor comprensión.

Cobra sentido aquella frase de Nietszche que reza “lo que no te mata, te fortalece”.

Dadas estas condiciones, podemos lentamente por UNA MAYOR INTERACCION CON EL ENTORNO acceder a un marco de REFERENCIA MAYOR, que conocemos como “experiencia”, “consciencia” y llegamos a un nivel en el que pensamos el mundo de un nuevo modo y entendemos la aventura humana como un proceso en que cada uno es responsable de crear el mundo que quiere. Hablar de interacción con el entorno significa acción, significa aprendizaje, significa una actitud abierta, significa curiosidad y deseo de experimentar. Así es como poco a poco llegamos a un nivel en que aceptamos la imprevisibilidad de las cosas y nos atrevemos a decir ¿ Por qué no ? para poder aspirar a lo improbable y asumir el azar. Llegamos a un nivel en que empezamos a ser capaces de conciliar en  nosotros mismos los antagonismos y las paradojas, a interrelacionarlo todo con todo a ver totalidad y organicidad. Este descubrimiento de los “puentes” entre muchas cosas nos abre un panorama mucho más rico, nos hace adquirir más significado de nuestro entorno porque en la medida que lo descubrimos más nos identificamos con él porque nos reconocemos en él. ¿Suena esto a ecología? Lo es de alguna forma.

    La pregunta por el sentido último de la vida es que carece precisamente de sentido, porque la vida es azar, posibilidad y devenir continuo. El sentido del “sinsentido” a la luz de un marco de referencia, puede verse como el de “construcción” y cambio edificativo perenne. Las nuevas personas “abiertas” a la experiencia y comprometidas con la realidad se vuelven cada vez más capaces de plasmar sus dotes productivas y creativas desde el mundo interior hasta el mundo exterior. La naturaleza sensible e intuitiva de cada uno se logra fundir y funcionar al unísono con el sentido práctico y objetivo, con lo cual nos volvemos al mismo tiempo, más autónomos e interdependientes.

La solución nunca será fácil ni económica cuando se quieren lograr resultados positivos.

Al tomar una decisión correcta, por un proceso desconocido se libera un enorme poder creativo que nos permite desarrollar al  máximo nuestra capacidad para lograr soluciones novedosas a los problemas subsiguientes.

El aprender a solucionar implica que se solucionen realmente los problemas. Es algo vivencial, por lo cual no es explicable. Es algo que a pesar de describir, y tratar de hablar sobre ello, se escapa a lo verbal, porque lo trasciende, del mismo modo que no se puede explicar como es la vivencia de la belleza, ni como es la emoción de una madre que da a luz a su hijo, ni como es el azul del cielo a una persona ciega de nacimiento.

Muchos problemas radican en la ausencia de metas de crecimiento. Otros problemas radican en la falta de imaginadores de posibilidades. Las ideas geniales repentinas se suelen presentar con mayor frecuencia en la medida que el sujeto lleve una mayor práctica o entrenamiento, porque de esta manera se producirán más ideas creativas y más originales a medida que se realice la tarea.
    Se afirma que cuando es constante la proporción de la producción de ideas creativas, este ritmo persiste a pesar de un grande período de trabajo. Y el lenguaje es un aliado de primera línea, porque permite la aprehensión de conceptos, mientras que describe el método para aplicar una regla en la ejecución de una solución o acto creativo para un problema. La generación de frases gramaticales adecuadas es una conducta ligada a la solución de problemas.

Tiempo libre y creatividad.

Los buenos hábitos de trabajo son un camino, una especie de Tao a través del cual es posible decantar la persona con habilidades sociales, el artista, el escritor, el científico en ciernes. Muchas de las faltas de logros en mentes brillantes se pueden atribuír a falta de creación de tiempo libre. La asignación de tiempo libre puede hacerse de una forma esporádica o constante. Esto hace la diferencia de algún modo en el grado de la eminencia de las obras humanas.

¿Cómo actúa el pensamiento creativo?

Dado que nuestra mente autoconsciente está en la zona de lenguaje del hemisferio izquierdo, el lenguaje es un puente entre las cosas concretas y el mundo de la cultura y los conceptos.

Explico esto un poco más. Como acto creativo el lenguaje es susceptible de ser empleado en forma de frases gramaticales creativas. Si el lenguaje es un puente, o una herramienta, conecta los dos mundos,  a saber el de los conceptos y el de las cosas concretas. De modo que cuando los conceptos son de naturaleza creativa, el lenguaje tenderá a reflejar esta naturaleza y llevarla hasta el mundo concreto de los objetos reales. Y dado que el puente del lenguaje transcurre entre el mundo de los conceptos y el mundo concreto, no es raro ni absurdo que lo que viene desde el mundo de los conceptos termine ejecutándose en el mundo concreto.

El poder del pensamiento creativo

ciguena777 — June 10, 2008
    El pensamiento creativo actúa a través del lenguaje. Si estamos alegres, nuestro lenguaje refleja nuestro estado. Igual si estamos temerosos. Y el lenguaje con que nos expresamos es tanto verbal como gestual o no verbal. Siguiendo adelante con estas ideas, el pensamiento creativo actúa entonces a través de un lenguaje creativo tanto verbal como gestual de modo que no es raro que termine ejecutándose en el mundo concreto. Y una de las frases de este pensamiento creativo, que surge en individuos autónomos, con afán de tracendencia es ¿por qué no? Y así no es raro que empiece una labor de imaginería que termina produciendo con el paso del tiempo, resultados concretos.

La conducta creativa tiene propiedades inherentes a la solución de problemas por la determinación de las peculiaridades importantes de una situación problema.

En el cerebro normal, con abundantes conexiones interhemisféricas a cargo del conjunto de fibras llamadas “cuerpo calloso”, la interacción entre los dos hemisferios es de tal clase que parecen ayudarse el uno al otro en tareas tanto verbales como no verbales. Pese a ser ambos hemisferios diferentes en sus habilidades de tipo perceptual, cognitivo y emocional, tanto el cerebro como la personalidad tienen un carácter unitario y ello es debido al incesante tránsito de información entre ambos hemisferios.

    John C. Eccles, un premio Nobel de Medicina por sus investigaciones y trabajos sobre el cerebro, se refiere a tal cooperación entre los hemisferios afirmando que “la idea del dominio unilateral del hemisferio izquierdo sobre el derecho en el humano se ha abandonado, sustituyéndose por la idea de la especialización complementaria”. Esta especialización complementaria es una especie de dispositivo que se activa cuando realmente queremos aplicar nuestra conducta creativa. Lo único que cada uno tiene que hacer es DESEARLO. Y el cerebro, como una especie de piloto automático, encontrará aquellas zonas neuronales que poseen la información y la capacidad para lograr el acto creativo.

    Cada hemisferio cerebral considerado en forma aislada tiene sus propias fortalezas y debilidades para ejecutar determinadas tareas. Ciertas tareas son mejor ejecutadas por medio de análisis dividiendo el problema en elementos lógicos, por medio de codificación verbal: por ejemplo, el significado de una palabra nueva, mientras que otras tareas son mejor ejecutadas en forma no secuencial, sino por procesamiento de la totalidad de la información, por ejemplo, el apreciar una pintura.

Roger Sperry, otro premio Nobel de Medicina, también autoridad mundial en investigación sobre el cerebro, describe como:

«las especialidades del hemisferio derecho son de tipo no verbal, no matemático y no secuencial, siendo fundamentalmente de tipo espacial y pictórico, como el reconocimiento de caras, la discriminación y el recuerdo de formas no descritas, discriminación de acordes musicales, selección de tamaños y formas en categorías, percepción del todo a partir de una de las partes, percepción intuitiva y comprensión de principios geométricos «

 El premio Nobel de Medicina
Roger Sperry
Dado que en nuestra sociedad es muy apreciada la conducta original y creativa, es necesario el empalme entre la originalidad -entendida como la capacidad de pensar nuevas cualidades, aplicaciones, características de un objeto- con la creatividad, entendida ésta como la capacidad de aplicar en la vida real en forma concreta y práctica los dictados de las ideas originales.
    Una síntesis por decirlo de algún modo, en las especialidades de ambos hemisferios, enfocadas en una sola cuestión problemática en particular. No importa que tan grande sea el problema, debemos desmenuzarlo al máximo en sus partes constitutivas y solucionar cada parte separadamente, y luego disponer de las partes solucionadas como las piezas de un rompecabezas.
Aun cuando la solución final de un problema sea intuitiva, el proceso de dialéctica o “desmenuzamiento” del problema es un paso necesario que se hace posible gracias a que existe el lenguaje, que nos permite crear un símbolo que es el que trabajamos y funciona simultáneamente con la intuición, con lo cual formamos un todo. El cerebro funciona al unísono, en la medida de su preparación es capaz de alcanzar altas octavas en el proceso del pensamiento, hasta que al fin alcanza una solución adecuada.

Oposición de contrarios

La dialéctica grosso modo, es un método de análisis basado en la idea de que la verdad es algo que evoluciona a partir de contradicciones. La verdad a la que llegamos proviene de zonas opuestas, de situaciones contradictorias, de cuestiones que surgen ante nuestros ojos como paradojas. Aristóteles es famoso porque instauró en nuestro sistema de pensamiento el método de “oposición de contrarios” proponiéndolo como una de las herramientas para lograr la dilucidación racional  de las nociones primeras, lo que SON LAS COSAS.
    La certeza de una situación subyace generalmente en una paradoja. Estos intrincados temas de dialéctica, que suponen enfrentamiento, oposición, dicotomía, división de bandos, “desmenuzamiento”, sustentan el principio universal de que cada problema engendra una oportunidad. La certeza de la existencia del problema subyace en la paradoja de que el mismo tiene implícita su solución.

Busquemos y aferrémonos a los especialistas en imaginar posibilidades

La civilización como la conocemos, descansa literalmente en los hombros de sus grandes hombres. En toda edad siempre hubo grupos selectos de individuos cuyos logros estuvieron más allá de lo esperado por el denominado sentido común.
    La definición del genio 5 descansa en parte sobre el criterio de la preeminencia de estas personas en relación al grupo, preeminencia definida por la permanencia de las contribuciones hechas por estos sujetos al mundo de la cultura y los conceptos. Entonces el tipo de obras, ya sean artísticas, literarias, políticas, o cualesquiera que ellas fueran, son contribuciones que trascenderán a la civilización más allá de su tiempo. Se llegó a definir al genio como un “portador de valores”. De modo que estas obras, productos especialmente elaborados por la corteza cerebral humana hacen que ésta tenga tan alto valor y por consiguiente, personas creadoras de tales obras sean una clase de patrimonio de la especie humana.

Tal parece que un alto grado de esa capacidad que se denomina inteligencia se debe asociar a una serie de habilidades especiales con el fin de producir obras de significancia social, que permitan la trascendencia y la evolución de la especie.

Así como la civilización tiene unos fuertes pilares en las ideas renovadoras, también los tiene en las acciones de aquellos quienes son capaces de promover su aceptación por el grueso de la sociedad. Aquí radica la significancia social. Las ideas de Platón germinaron porque tuvo la motivación de fundar una universidad que llamó la Academia, cuya función era enseñar filosofía a los jóvenes y promover la reforma del pensamiento y la conducta de los políticos griegos.
    La política budista del emperador hindú Asoka, padre de Sidharta Gautama-Buda fué completamente derrotada hacia la época del emperador Vikramaditya en 80 a.D.C.; pero logró subsistir gracias a que el entusiasta reformador Sankaracharya, había viajado por toda la India adelantándose a la lucha sectaria y fundando varios mathamso escuelas de filosofía inspirada en los Vedas; este esfuerzo ha permitido que finalmente en nuestro siglo, se aproximen las cosmovisiones de Oriente y Occidente.     La penicilina no fué un descubrimiento anodino más porque Florence Charney logró el montaje de la infraestructura industrial que permitió su producción en gran escala. Huelga decir la enorme utilidad de este antibiótico en la lucha del hombre contra los microorganismos productores de enfermedad.

Este tipo de acciones constituyen la manifestación de la capacidad de ver conexiones donde otros no las han visto, es decir de la inteligencia.

Los imaginadores de posibilidades cuando se encuentran frente a un nuevo concepto que sabe que no ha sido encarado exitosamente, se entusiasma hasta el delirio por lo que él considera una gran oportunidad de demostrar su espíritu pionero. Quiere dejar la impronta de su exploración en el mundo como un descubridor de algo nuevo. Es un buscador de horizontes. Es capaz de “ver lo que todo el mundo ha visto y de pensar lo que nadie ha pensado”. Utiliza el crecimiento de una nueva era para plantar un hito histórico. Está convencido de que tiene que haber una manera de superar las dificultades aparentemente insuperables, estimula todas sus facultades y logra probar que lo que fueron tenidos por errores pasados eran errores de juicio o de criterio (falta de reorganización perceptual, o de percepción asociativa) en el que incurrieron inteligentes investigadores que carecían de los medios, de la destreza o del conocimiento con que se cuenta en el presente inmediato.

El imaginador de posibilidades es un investigador ingenioso que descubre las causas reales de una situación problemática, que es capaz de comunicarse adecuadamente y recurrir al cúmulo de informaciones sobre resolución de problemas o experimentos similares, en campos afines o no afines para lograr el objetivo de la innovación y dar solución a un problema insoluble en apariencia.

Conclusión

No importa que tan grande sea el problema, dividámoslo al máximo en sus partes constitutivas: solucionemos cada parte separadamente, y luego dispongamos de las partes solucionadas como las piezas de un rompecabezas.
    Nuestra propia mente nos guiará como un experto piloto a través de esos complicados procesos de resolución de problemas para poder llegar finalmente a una feliz solución. Pero necesitamos cartas de navegación que permitan por decirlo redundantemente, navegar. Necesitamos información. Estar abierto a la adquisición de nueva información en la forma que fuere nos abre nuevos horizontes. Permite que nuestro “navegante” tenga una bitácora más rica, una mayor experiencia.
El milagro de la conciencia, ese especial fenómeno de un estado trascendente en nuestra mente, hace posible que con una programación, ella nos dirija a ese puerto al que queremos arribar.
Está mejorando la apreciación de la intuición y de los procesos creativos. El cerebro analítico (el hemisferio izquierdo) reconoce y está empezando a respetar los dones de su complemento, el cerebro del artificio y de la unidad (el hemisferio derecho): pero la revolución del cerebro ha empezado también a admitir el importante papel de otras estructuras, comprendidas en el cerebro emocional, y que se hace necesario educar para ofrecer el clima emocional que permita el mejor desempeño de las capacidades intelectivas. Ya empezamos a entender un poco mejor aquella frase de “querer es poder”.
Nuestra mente autoconsciente, el “aquello que percibe en nosotros” escudriña en el cerebro las zonas que le sirven a sus propósitos. Lo mejor de todo, es que lo hace independientemente de que se lo pidamos. Pero cuando le pedimos algo concreto, cuando hacemos  lo único que tenemos que hacer, que es DECIDIR que hacer, sale el genio de la lámpara.
    Nuestra potencialidad enmarcada biológicamente en el sinfín de conexiones y neuronas –tantas como las estrellas de nuestra galaxia Vía Láctea- se encargan de materializar nuestra voluntad, de llevar nuestro pensamiento creativo desde el etéreo mundo de los conceptos al mundo de los objetos reales.

En cercanía del cierre de estas líneas, me gustaría citar a Erich Fromm, cuando dice:

“los sueños del hombre antiguo y moderno están escritos en el  mismo lenguaje que los mitos, cuyos autores vivían en los albores de la historia (…) sin embargo, este lenguaje ha sido relegado por el hombre moderno al olvido, no cuando está dormido, sino cuando está despierto. ¿Es importante entender este lenguaje cuando también estamos despiertos? (…) Yo creo que el lenguaje simbólico es la lengua extranjera en particular que cada uno de nosotros debe aprender. Su comprensión nos pone en contacto con una de las fuentes de sabiduría de más significado, la del mito, y nos pone en comunicación con la parte más profunda de nuestra propia personalidad (…) de hecho, tanto los sueños como los mitos son comunicaciones importantes nuestras a nosotros mismos. Si no entendemos el lenguaje en que están escritos, perdemos una gran parte de lo que sabemos y pensamos en aquellas horas en que no estamos ocupados en manipular el mundo exterior”.

Lo que llamamos “éxito” en términos de resolución de problemas depende de no echarse atrás, depende de creer en nuestro sueño, de creer que podremos ejecutar nuestra voluntad, depende de expresar afirmativamente las propias ideas y de alimentarlas con “lo que sabemos y pensamos cuando no estamos ocupados en manipular el mundo exterior”, parafraseando a Fromm.
El fracaso dependería entonces de echarse atrás demasiado pronto, de elegir no tener paciencia, de elegir no motivarnos y no perseverar, de elegir que no tenemos otras elecciones.

Esta filosofía de resolución de problemas, este mito de “creer” que podemos hacer algo nosotros mismos, nos enfrenta a una serie de problemas que empiezan en el horizonte de cada uno de nosotros y que tenemos que resolver para poder llegar a ser la persona que queremos.

Recordemos que “un pensamiento cosecha un hábito, un hábito cosecha una vida, una vida cosecha un destino”. Esto significa que muchas veces tendremos que cambiar la visión que tenemos del mundo para poder solucionar un problema.
Ya sabemos a la luz de nuestras nuevas pautas mentales, de nuestro nuevo paradigma, que el cambio es parte inherente de nuestra naturaleza. Así es como poco a poco podremos acceder a la mente creativa que queremos tener, viendo a los problemas como una oportunidad para conquistarla.

Referencias

  • Bourne L, Ekstrand BR, Dominovski RI: Psicología del pensamiento. Editorial Trillas, México D.F. 1975
  • Eccles JC: La evolución del cerebro: la creación de la conciencia. Editorial Labor, Barcelona. 1992 pp 373-374
  • Fergusson M: La Conspiración de Acuario. 4ª Edición. Kairós, Barcelona, España. 1990
  • Fukuyama F: El fin de la historia y el último hombre. Editorial Planeta Colombiana SA, 1993
  • Goleman D: La inteligencia emocional. Editorial Javier Vergara S.A., Buenos Aires, 1996
  • Popper KR, Eccles JC: El Yo y su cerebro. 1ª Edición, 2ª Reimpresión, Editorial Labor, Barcelona. 1985
  • Sagan C: Cosmos 7ª Edición. Edit. Planeta, Barcelona. 1983
  • Tyler L: The Psychology of Human Differences. Edit. Appleton Century Crofts. New York , 1947.

Notas al pie de página

1 Goleman D: La inteligencia emocional. Editorial Javier Vergara S.A., Buenos Aires, 1996. pp 307

2 Iberia: nombre que en la antigüedad se daba a España.

3 Los “expertos” en una determinada materia fueron capaces en su época por citar a algunos, de demostrar por leyes matemáticas y físicas que un objeto más pesado que el aire no podía sostenerse en él. ¿Acaso podríamos imaginar nuestro mundo actual sin transporte aéreo?

4 El desarrollo de esta teoría supuso la obtención en 1977 del premio Nobel de Química a su descubridor, el químico belga Ilya Prigogine.

5 No en vano, se dice que la principal característica del genio reside en la facultad de ver de manera sencilla lo que es complicado, y de reconocer al instante el principio ordenador que en el fondo posee todo problema complejo. Las ideas verdaderamente geniales, son de una simplicidad asombrosa.

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