Consecuencias sociales del cerebro y la mente: Las especies elegidas
Consecuencias sociales del cerebro y la mente: Las especies elegidas
ALEJANDRO MELO FLORIÁN M.D.
Especialista en Medicina Interna
Bogotá D.C. – Colombia
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Cerebro, mente y conciencia en AMAZON
“La inteligencia del Todo es social. Pues ha hecho los seres inferiores en función de los superiores y los superiores los ha acomodado entre sí. Ves como subordinó, coordinó y distribuyó a cada cual según su mérito y trajo a recíproca concordancia a los seres superiores”.Marco Aurelio – Meditaciones“No hay mayor sorpresa que la de un profeta cuyas profecías se vuelven realidad. Ya que existe una gran pereza de hábitos en los pensamientos del hombre y una voz risueña, profundamente enterrada en su interior, que le susurra al oído que mañana será exactamente como hoy y como ayer. Y lo cree, incluso contra sus propias convicciones. Y esto es realmente un don del cielo, ya que de otra manera el hombre no podrìa vivir con la certeza de su muerte”Arthur Koestler – Los gladiadores
Aristóteles de Estagira mencionaba en la «Física» como «el objeto de nuestra búsqueda es el conocimiento y el hombre no cree que sabe una cosa hasta que ha entendido su porqué». Aunque la palabra «causa» puede usarse en muchos sentidos, extrapolamos el conocimiento de las situaciones con el conocimiento de las causas. El pensamiento científico desarrolla los significados de los conceptos de causa y del principio de causalidad, significados que han guiado la actividad académica y cognoscitiva del científico y del filósofo.
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Aristóteles de Estagira 384 – 322 AC
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La humanidad más que nunca está expresando una necesidad colectiva que “se manifiesta en el choque evolutivo frontal del cual resurgirá coordinada de maneras desconocidas hasta ahora, implícitas en el material biológico, tan cierto como la mariposa está implícita en la oruga”, según el físico John Platt 1.
La evolución, al decir de Carsten Bresch, es la historia de la propagación de las estructuras. Los instintos y las tendencias de los animales tuvieron su utilidad en que permitieron la conservación de las especies hasta el umbral en que se crea el «sistema de información intelectual». La integración intelectual es el mayor logro de la evolución de la especie del Homo sapiens sapiens. El lenguaje contribuyó a establecer vínculos más fuertes entre un grupo de individuos, lo cual suponía, en la otra cara de la moneda a reconocer como extraños a los que no hablaran la misma lengua. Al tiempo que mejoró la comunicación entre unos individuos, fomentó el aislamiento de diversas subpoblaciones.
De este modo, las hipotéticas tribus compuestas por unas cuantas familias vecinas se desarrollaron independientemente y legaron a su progenie un patrimonio genético e intelectual propio y diferente. La existencia de diferentes lenguajes suscitó luchas, frecuentemente sangrientas, ya que quien hablaba como el grupo pertenecía a éste, pero el sujeto que utilizaba un lenguaje diferente no podía pedir misericordia. Presumiblemente, la facultad del lenguaje estableció a quien se podía matar y a quien no.
Con respecto al origen del lenguaje, solo es lícito suponer que, bien, se desarrolló a partir de la lengua de un solo grupo, o bien, fué el invento de diferentes grupos sociales, siendo este último caso es el de los aborígenes australianos; dado que las agrupaciones humanas primitivas eran reducidas, con grupos compuestos de hasta 100 individuos, los grupos más numerosos no podrían haber encontrado suficiente alimento en su entorno, lo cual obligaría a la disgregación de nómadas cazadores que solamente podrían entablar comunicación con los miembros de su tribu.
«El nomos es obra de la convención humana -homológesis-; sus preceptos son arbitrarios, artificiosos, como sobreañadidos -epítheta-; opónese pues, al libre desarrollo de la physis en el hombre. Ahora bien, todo esto acaba por ser nocivo. La physis3 tiene en su seno una última e inexorable «necesidad» -ananke physeos- la cual es de tal índole que obedecerla -seguir los impulsos de la propia naturaleza- hace que el hombre se sienta gozosamente libre. Es verdad que el hombre puede, con sus caprichos y convenciones, contravenir los mandatos de esa necesidad de la naturaleza; el ser humano es, en cierto modo, independiente de su physis; pero quien la contravenga, habrá de atenerse a lo inexorable, porque la ananke de la physis subsiste inexorable. Lo conveniente -hacer lo conveniente (tò xymphéron) debe ser la regla suprema de la vida- y esta consiste pues, en ser fiel a la physis y en librar a ésta de las coacciones perturbadoras del nomos.»4
Cuando se hace un análisis lógico y exacto del lenguaje, se encuentra que Ludwig Wittgenstein refiere de una manera semejante a la homologesis de Antifonte, que “nuestras formas de expresión nos lanzan a la caza de quimeras, impidiéndonos de múltiples maneras ver que esto ocurre en el campo de las cosas comunes y corrientes”, porque el lenguaje es una forma de vida 5.
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Robinson Crusoe
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Podría decirse -siguiendo en la línea del discurso sofista- que la naturaleza cambiante del ser humano es encontrarse ante un aumento progresivo del margen de libertad, que deja cada vez mayor tiempo para el desarrollo de la individualidad. Al intensificarse la integración del hombre, el entramado social le abre cada vez más campos, perfilando un desarrollo impredecible de las capacidades de reunión de los individuos en unidades sociales complejas de orden superior. El hombre moderno forma hasta tal grado parte de un conjunto superior, que no toleraría mucho tiempo el aislamiento total 7. Ya no serían posibles las existencias de Robinson Crusoe ni de «Viernes» en nuestra época.
Merced a la integración intelectual, realizada en las zonas de asociación, o módulos de asociación cortical del lenguaje responsables de la relación con el mundo, las ramas del conocimiento humano como la religión, la filosofía, la ciencia y el arte, se vuelven patrimonio de toda la humanidad. Pero, ¿ este fenómeno no podría conducir a la desaparición de la individualidad ? En este siglo la influencia de homogenización intelectual, la influencia del consumo intelectual ha sido masiva, por el acceso de los y a los medios de comunicación, a la globalización de la cultura, la tendencia a «la aldea global» de Marshall MacLuhan.
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El pensador y filósofo Edward Marshall Mc Luhan Edmonton, 1911 – Toronto, 1980 Crédito de imagen: http://mcluhanylacomunicacion.blogspot.com |
El progresivo entrelazamiento de las diferentes ramas del conocimiento está ampliando las fronteras allende el hombre, dejando poco a poco su mira antropocéntrica, en la medida de conocer otras especies con posibilidades de comunicación por lenguaje, ya sean chimpancés o gorilas, como se describió en el capítulo de lenguaje. Pero también están los cetáceos inteligentes, mamíferos marinos con inteligencia como los delfines y las ballenas.Los delfines ya aparecen en el registro de la historia humana en épocas tan antiguas como la de la cultura Minoica, en murales de 4000 años a.d.C en el palacio de Knossos en Creta y en paredes de templos en Grecia y Roma.
- Fergusson M: La Revolución del Cerebro. Héptada. Madrid. 1991.
- Garzón-Mendoza, R: Ensayos Críticos de Filosofía Histórica-Política y del Derecho. Imp. Dptal Valle. Cali, Colombia, 1985.
- Physis: la naturaleza, lo genuino y radical, lo verdadero y espontáneo, lo verdaderamente real y natural de la vida humana. La naturaleza esencial, la constitución real de las cosas. El término “física” se deriva de esta palabra griega y designa el empeño por conocer la naturaleza esencial de todas las cosas. Eidos y mégethos -aspecto y magnitud- manifiestan la physis, la índole o naturaleza de aquello que nace y crece.
- Laín-Entralgo P: La curación por la palabra en la Antigüedad clásica. Anthropos, Barcelona, 1987.
- Bense, M: Eco – Revista de la Cultura de Occidente 1962; tomo IV 4:
- Bresch C: La vida, un estadío intermedio. Salvat. Barcelona, 1987.
- Jung C: Tipos psicológicos. 9º Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1964.
- Linehan EJ: The trouble with dolphins, National Geographic 1979; 155(4):
- Toffler A: La tercera ola. Ediciones Orbis, Barcelona 1985.
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