32. De la memoria y el olvido


32. De la memoria y el olvido

Cuando el genoma ya no pudo codificar las conductas necesarias para la adaptación y supervivencia, la naturaleza creó los cerebros. Y después de los cerebros, cuando el saber surgido en torno al quehacer de los núcleos sociales llegó a sobrepasar la capacidad de aprendizaje de los cerebros, el ser humano aprendió el desarrollo de un sistema para plasmar la memoria comunal de la especie, que no pertenece al genoma ni a la corteza cerebral y que es la escritura, y los libros como su natural consecuencia.


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La memoria

Las grandes habilidades no son requisito para un historiador. Para la composición histórica todos los poderes de la mente son quiescentes. El tiene los hechos al alcance de su mano, no tiene necesidad de la invención. Tampoco se requiere imaginación en demasía, solamente aquella requerida en las más elementales poesías. Algo de penetración, agudeza y matización bastarán a un hombre para esta tarea si se aplica a ella con la disciplina requerida
Samuel Johnson

Jorge Luis Borges en su novela «Funes, el memorioso», relata sobre el personaje Ireneo Funes:

 «Ireneo comenzó por enumerar, en latín y español, los casos de memoria prodigiosa registrados por la Naturalis historia: Ciro, rey de los persas, que sabía llamar por su nombre a todos los soldados de sus ejércitos; Mitrídates Eupator, que administraba la justicia en los 22 idiomas de su imperio; Simónides, inventor de la mnemotecnia; Metrodoro, que profesaba el arte de repetir con fidelidad lo escuchado una sola vez (…) sabía las formas de las nubes australes del amanecer del treinta de abril de mil ochocientos ochenta y dos y podía compararlas en el recuerdo con las vetas de un libro en pasta española que solo había mirado una vez y con las líneas de la espuma que un remo levantó en el Río Negro la víspera de la acción del Quebracho. Estos recuerdos no eran simples; cada imagen visual estaba ligada a sensaciones musculares, visuales, térmicas, étc.» 1.
    La memoria es una amalgama compleja de fantasías, hechos y realidades tanto internas como externas. Los hechos se dan en ciertos contextos y las memorias se recuperan en otros, pero la historia no solamente depende de quien la relata, sino de quien la interpreta a la luz de su propia experiencia. El sistema de memoria es lo suficientemente potente en el cerebro para permitir la captura de la imagen de un rostro con un vistazo, lo suficientemente amplio para cumular las experiencias de una vida y con la suficiente versatilidad para que el recuerdo de una escena traerá asociaciones de imágenes visuales, sonidos, colores, sensaciones táctiles y emociones.
Mnemósine, la deidad griega de la memoria;
sus 9 hijas son las 9 musas o deidades de la inspiración:
Calíope, Clío,  Erato, Euterpe, Melpómene, Polimnia, Tepsicore, Talía, Urania
    Pese a lo reducido de su volumen, el cerebro humano aloja un sistema de memoria tan potente que captura la imagen de un rostro al primer encuentro, tan amplio que almacena las experiencias de una vida, siendo a la vez tan versátil que el recuerdo de una escena evoca simultáneamente imágenes, olores, sonidos, emociones.

Los primeros experimentos

Hace aproximadamente 50 años, el psicólogo Heinrich Klüver, junto con Paul C. Bucy se sorprendieron por la extraña conducta de unos monos a los que se había extirpado los lóbulos temporales: con inusitada frecuencia, estos simios examinaban repetida e indiscriminadamente un objeto no comestible, palpándolo, probándolo y olfateándolo como si lo encontraran extraño; además habían perdido el miedo a los seres humanos y su aversión a sensaciones normalmente repelentes como pinchazos, lo cual se interpretó como un desligamiento entre los estímulos familiares y sus asociaciones emotivas. 
Heinrich Kluver
Crédito de imagen:
 Paul Bucy
Crédito de imagen:

Posteriormente se demostró  que este fenómeno solo ocurría con la extirpación de la amígdala. por lo cual se propuso que la raíz de tal comportamiento era la incapacidad de los monos para vincular entre sí diferentes clases de recuerdos. 

    Si bien en otros apartes (Cf. La evolución de la conciencia http://www.scoop.it/t/brain-mind-consciousness) se destaca la importancia de los mecanismos sensoriales receptivos, es necesario ponderar la memoria asociativa, como capacidad de recordar experiencias sensoriales pasadas y correlacionarlas con otras anteriores como base del aprendizaje. 

Aunque el mecanismo exacto en que se basa la memoria está abierto a especulación, algunas teorías proponen que el conocimiento de las influencias externas puede modificar la estructura de varios tejidos, teoría que es reforzada por el hecho que tales procesos ocurren en otras partes del sistema nervioso, debajo de la corteza. 

      En consecuencia, es posible que las neuronas de la corteza sean las últimas en modificarse y los cambios en la corteza pueden alterar la acción de los estímulos que la alcanzan en un tiempo posterior, gracias a su gran capacidad de modificación, de modo que dichos cambios constituyan la base para la memoria consciente e inconsciente. Otros enfoques -de acuerdo a los neuroanatamistas House, Pansky, & Siegel, 1982- son más de tipo estructural, partiendo de la arquitectura cerebral, sobre la argumentación que la memoria depende de que determinados impulsos pongan en marcha una serie de circuitos llamados reverberantes, de forma tal que cuando un impulso facilitador -que puede tomar cualquier característica- actúa sobre un determinado circuito, le permite penetrar en la conciencia. 

    Estos circuitos reverberantes ocurren en las grandes áreas de asociación de la corteza partiendo de la evidencia que la estimulación de ciertas regiones del lóbulo temporal desencadena una recreación definida de acontecimientos pasados o la evocación de personas desaparecidas mucho tiempo atrás, o el recuerdo de las estrofas de una poesía o los fragmentos de una canción, lo cual les permite postular a los citados autores, que cualquier objeto independientemente de su naturaleza está en última instancia representado por un conjunto de memorias relacionadas en un modelo de diseño con las fibras del sistema sensorial que alguna vez fueron activadas por estímulos: Cuando posteriormente un impulso iniciado por cualquier modalidad sensorial pulsa “sobre la cuerda apropiada”, se libera el modelo del intrincado laberinto, con lo cual se reconoce como se hubiera visto, olido, oído o sentido antes 2. Los impulsos olfatorios también caben en este enfoque.

La amígdala y el tono emocional de los recuerdos

      Los recuerdos de hechos y sucesos concretos que en principio pueden recuperarse a voluntad, son coordinados por el hipocampo, una colección de neuronas en forma de media luna que se encuentran en el centro del cerebro. Pero la memoria es manejada en diferentes áreas. La amígdala (o para ser más exacto, el complejo amigdaloide, porque está compuesto de varios núcleos) es un grupo de neuronas del tamaño de una almendra (de hecho, amygdalon en griego significa almendra) que se encuentra cerca de la médula oblonga, se especializa en conferir carga emocional a las experiencias sensoriales, permitiendo que las emociones configuren la percepción y el almacenamiento de recuerdos, haciendo indelebles los recuerdos asociados a temor.
    
    Tal parece que las emociones influyen sobre el procesamiento sensorial en la corteza para destacar aquellos estímulos de interés en el maremagnum de impresiones aportadas por los sentidos. De este modo, las emociones proporcionan un filtro necesario para limitar la atención y por ende el aprendizaje a los estímulos dotados de interés emocional 3 (Cf. marcador somático). Por otra parte, los ganglios o núcleos de la base los cuales son colecciones de materia gris en la profundidad de los hemisferios cerebrales, se encargan del manejo de hábitos y actitudes físicas, codificando un mapa interno del espacio en el cual el sujeto tiene la disponibilidad de moverse a voluntad; por su parte, el cerebelo coordina el aprendizaje condicionado, siendo el ejemplo clásico de tal aprendizaje el condicionamiento clásico de los perros de Pavlov.
Las lesiones que ocurran en cualquiera de estas áreas tiene un efecto en la modalidad de la memoria correspondiente. El neurólogo Antonio Damasio refiere como un paciente suyo quien requirió una gran cirugía en el hipocampo para el control de una epilepsia, podía recordar todo lo que le había ocurrido con anterioridad a la operación, pero no podía formar nuevos recuerdos, quedando atrapado para siempre en la década de los cincuentas 4

La patografía de HM

Una situación semejante fué presentada en el artículo clásico de William Scoville y Brenda Milner, quienes informaron en 1.957 las alteraciones en la memoria del paciente de Montreal identificado con las siglas “H.M.”. Scoville y Milner describieron como en Septiembre de 1953, a “H.M.” se le realizó una resección bilateral de la porción media del lóbulo temporal para tratamiento quirúrgico de ataques epilépticos. En el período postoperatorio se empezaron a observar las alteraciones de memoria, consistente en la falta de reconocimiento de los empleados del hospital y en que no encontraba el camino hacia el baño. 

      En “H.M.” la memoria de los eventos de su infancia, adolescencia y primeros años de la edad adulta están relativamente preservados. Dentro de las muchas anécdotas de “H.M.”, se describen que no se identifica a sí mismo al contemplarse en un espejo o en una fotografía reciente, pero si lo logra en una imagen de la época de su cirugía o previa a esta. La historia trágica de “H.M.” que le dejó como el anterior paciente del doctor Damasio, suspendido para siempre en un presente sin nexos históricos, ha enriquecido el conocimiento del cerebro. 

El análisis detallado de tales déficits apoya la hipótesis que plantea que las funciones corticales siguen una distribución determinada y localizable en mayor o menor grado. Tres años antes de la resección bilateral del hipocampo en “H.M.”, en contraste con los hallazgos anteriores, el pertinaz neuropsicólogo Karl Lashley, profesor de Psicología de la universidad de Harvard consideró que había demostrado que no había localización específica de las funciones mnésicas, “no hemos podido descubrir nada directamente sobre la naturaleza real del engranaje. Al repasar las pruebas sobre la localización de la huella mnésica, a veces pienso que es inevitable concluír que el aprendizaje no es posible” 5. De acuerdo a Lashley, durante el proceso de aprendizaje la información quedaba representada en vastas zonas del cerebro, si no en todo él .

La amnesia del delirium tremens

Sin embargo, el deterioro de la amígdala y el hipocampo no es el único tipo de neuropatología capaz de provocar amnesia global: en otros pacientes amnésicos la lesión se localiza en el diencéfalo (anatómicamente está organizado en los núcleos llamados tálamo e hipotálamo). Algunas partes del diencéfalo situadas en vecindad de la línea media del cerebro al lesionarse producen el denominado síndrome de Korsakoff, que es un tipo de amnesia global descrita en algunos alcohólicos crónicos.

      El descubrimiento que al diencéfalo llegan fibras procedentes del hipocampo y la amígdala refuerza las pruebas clínicas que describen una participación de los núcleos diencefálicos en la memoria. Al producirse por cirugía experimental lesiones específicas de las regiones del diencéfalo que reciben fibras del hipocampo y la amígdala, las pruebas de reconocimiento visual mostraron un patrón de fallos semejante al de las lesiones del hipocampo y la amígdala, con alteración del patrón de memoria recognitiva, situación que también ocurrió al producirse lesión experimental de las conexiones que comunican el tálamo con la corteza prefrontal ventromedial. Todo este conjunto de lesiones por cirugía experimental a determinados circuitos neuroanatómicos busca sustentar que un sistema sensorial -el visual-, está conectado con circuitos mnésicos presentes en las estructuras límbicas del lóbulo temporal, las partes mediales del diencéfalo y la corteza prefrontal ventromedial.

¿Cómo memorizamos?

La memoria desde el punto de vista de las neurociencias es una de las funciones cognitivas más importantes, de bastante complejidad, que abarca los procesos de recepción y registro de los estímulos sensoriales, almacenamiento a corto plazo y largo plazo de la información y recuperación de la información almacenada.

A lo largo de la vía visual por ejemplo, el cerebro integra los datos sensoriales y los convierte en una experiencia de percepción, situación que ocurre con los demás datos sensoriales. La memoria es un proceso activo constante de adquisición, almacenamiento y recuperación de información. Es de diferentes modalidades, ya visual, auditiva, sensorial, cinestésica y temporalmente se presenta como memoria inmediata, con retención de estímulos en el rango de segundos, memoria reciente con retención de estímulos en el rango de días, y a largo plazo, en el rango de años a décadas.

      En la riqueza neural, cada elemento celular está constantemente  cambiando y adaptándose de acuerdo a la información que recibe, multiplicando las cascadas de neurotransmisión y regulación intranuclear, programando la maquinaria genética y de proteínas de la célula para crecimiento o retracción dendríticas, o muerte celular programada. Gerald Edelman refiere como,
“Las estructuras evolucionaron de tal manera que permitieron correlaciones significativas entre los patrones o modelos dinámicos en curso y aquellos impuestos por patrones o modelos pasados. Todas las estructuras difieren entre sí y la memoria toma sus propiedades en función del sistema en el cual aparece. Lo que los sistemas de memoria tienen en común son la evolución y la selección. La memoria es una propiedad esencial de los sistemas biológicamente adaptados”6.
François Boller y Oscar López de la Universidad de Pittsburgh describieron una correlación entre los hallazgos de autopsia en pacientes fallecidos de demencia y sus respectivos dianósticos médicos, encontrando una vasta gama de enfermedades diferentes a la de Alzheimer como causantes de los estados demenciales 7.

¿Por qué recordamos algunas cosas y olvidamos otras? En general, la memoria es una “reconstrucción” más o menos precisa. Las experiencias inusuales tienden a ser recordadas mejor porque se confunden menos con otros eventos.

      El gusto y el olfato se asocian con muchas memorias porque las vías neuronales unen directamente a estos sentidos con el hipocampo. La imaginería eidética se refiere a la facultad popularmente conocida como memoria fotográfica, en la cual se puede evocar un objeto con todas sus características.

    Charles Stromeyer de los laboratorios Bell realizó estudios en personas con facultad eidética, a quienes les presentaba un patrón de diez mil puntos generados por computadora, y a continuación miraba a otro cuadro de diez mil puntos. Si el individuo podía generar una imagen eidética del primer cuadro y sobreponerla sobre la segunda, el individuo podría ver una figura, resultado que confirmaba la memoria eidética.
      La imaginería eidética y la sinestesia se encuentran con mayor frecuencia en los adultos altamente creativos en comparación con el adulto promedio; y se observa más en niños que en adultos. La sinestesia es una especie de conversación cruzada entre los sentidos.
    Uno de los casos más interesantes de sinestesia, fué el del paciente Shereshevsky o “S”, descrito por el neurofisiólogo Luria. “S” era incapaz de olvidar, experimentaba un flujo constante de memoria vívida que casi lo paralizaba. La sinestesia en “S”  intensificaba la memoria, situación que “S” refería cuando escuchaba algunas palabras, estas le producían un color o una sensación táctil cada vez que las oía, con lo cual las palabras se volvían más memorables; S decía que no podía dejar de ver colores, líneas, manchones o salpicaduras al oír un sonido, y cuando se encontraba con alguien quedaba tan absorto en el tono cromático de la voz que le hablaba, que no percibía el mensaje que se le decía. “S” es un caso excepcional en el que una persona libre de acción de drogas o de esquizofrenia confunde las memorias con la realidad  del momento. Su confusión de memoria -a modo de ejemplo-, la describía en sus propios términos:
“Cuando veo un reloj, veo por un largo rato las manecillas en una posición fija y no percibo que el tiempo ha pasado (…) por lo cual siempre llego tarde”8
De Jan Sibelius se decía que percibía los tonos como colores, del mismo modo que otros músicos con oído absoluto que a veces describen las teclas como teniendo un color característico 9.
    La plasticidad de los sentidos no es un estado, sino un proceso, que permite entender mejor el proceso asociado a la memoria eidética. Existen sinestesias conocidas y comprobadas, en que algunos individuos experimentan una sensación auditiva relacionada con la luz. 

    Se describen casos de individuos que escuchan las auroras boreales. ¿cómo se explica este fenómeno, siendo que los sistemas auditivo y visual han sido clásicamente distinguidos por sus respuestas a energía acústica y electromagnética, respectivamente?

      La respuesta subyace en la demostración que el sistema auditivo humano puede responder a energía electromagnética en una porción del espectro de las frecuencias de radio, poseyendo el cerebro una capacidad de percepción de un orden de magnitud menos que un radio de mesa. 

      Clarence Wieske -citado por Marilyn Fergusson-, refirió el caso de una mujer que sufría dolor por un sonido muy fuerte, proveniente de la energía electromagnética libre de su casa, causada por cables eléctricos y aparatos electrodomésticos. (Ver contaminación electromagnética en el vínculo http://www.slideshare.net/guest8dd35a/contaminacin-electromagntica-upload-presentation )
    Por un proceso desconocido, los campos de corriente alterna eran audibles para esta mujer como “ladridos y como un código morse de intensidad extremadamente alta”. Cuando los campos de energía de los alambres eléctricos y la tubería de agua se conviertieron en sonidos audibles por la grabación en una cinta, se escuchaban como un ladrido. 
      Y con un receptor de onda larga, Wieske encontró que el “código morse” correspondía a ondas de radio provenientes de estaciones de onda de larga y baja frecuencia. Wieske también refirió en conversaciones con enfermeras de instituciones para enfermos mentales, como había pacientes que se quejaban crónicamente de ruidos muy fuertes, inaudibles para el equipo médico 10.

Y sobre el olvido que seremos

      La razón del porqué olvidamos cosas está relacionada con el fallecimiento de algunas neuronas, teniendo en cuenta que las neuronas no son reemplazadas cuando fallecen los circuitos neuronales a que pertenecen trastornan la codificación mnésica. Es conocida la pérdida neuronal progresiva en la medida de nuestro envejecimiento, pero incluso los ancianos conservan la capacidad de generar nuevas conexiones neuronales y de mantener las ya existentes Sin embargo, esto a  la luz de la nueva investigación en neurociencias tampoco es completamente verdadero el que las neuronas fallecidas no sean reemplazadas, porque se ha demostrado que algunas “células progenitoras” pueden volverse neuronas cuando se exponen a factores de crecimiento adecuados. Se desconoce si es posible que ellas ejecuten tareas que requieran de nuevo aprendizaje.11.

Durante toda la existencia las personas viven envueltas en incertidumbre, las situaciones del futuro son impredecibles y es una regla “que hay que esperar lo inesperado”.

      Existe la denominada “memoria de trabajo”, que desde el punto de vista de la psicología cognitiva, es aquella que manipula la mayor cantidad de representaciones o variables posibles, con el fin de obtener un resultado deseado, de tal modo que es uno de los factores involucrados en la organización del comportamiento 12.

      La memoria de trabajo está estrechamente ligada con los “marcadores somáticos”, porque ayuda a tomar decisiones correctas en la vida, asemejándose a un saber de tipo intuitivo. La intuición es una poderosa herramienta que se emplea para tomar decisiones cuando las variables para la toma de una decisión no son suficentes y el entorno es de incertidumbre.

      Tal memoria de trabajo se encarga de ejecutar los componentes de una tarea dada cuando les dá prioridad a través de la atención, que simultáneamente se activan ciertas áreas y circuitos relevantes en el cerebro, relacionadas con habilidades como lectura, cálculo, reconocimiento y recuerdo, las cuales son capacidades comunes de los humanos. Todas estas áreas se relacionan por medio de una serie de códigos internos de considerable plasticidad, cuyo umbral de activación puede ser temporalmente reducido por activación previa, generalmente adquirida por práctica, que puede cambiar o modificar el número o la cantidad de áreas cerebrales implicadas. 

    La combinación de enfoques cognoscitivos y anatómicos permiten una mejor comprensión de las habilidades ligadas a la memoria de trabajo 13. Existe evidencia que muestra patrones espaciales de activación neuronal coherente mientras sujetos sanos almacenaban información sobre diferentes eventos en su memoria de trabajo. Los patrones de configuración  obtenidos fueron distintivos y algunas veces persistieron por largos períodos, lo cual implica la participación sostenida de grandes poblaciones independientes de neuronas, activadas en forma coherente, interactuando en sistemas funcionales 14.

Memoria de corto y largo plazo

A este respecto son de importancia los conceptos que explican como se produce la memoria a largo plazo en el sistema nervioso ya maduro. Inicialmente, las neuronas presentan potenciación llamado de tipo postetánico que es mediada por eventos locales en la sinapsis, que lleva a la llamada “potenciación a corto plazo”. La llamada “potenciación a largo plazo” y la “potenciación a muy largo plazo” requieren la síntesis de nuevas proteínas, por lo cual confieren una mayor permanencia a la memoria por cambios bioquímicos y estrucutrales de las sinapsis. 

    El descubrimiento de la potenciación a largo plazo en 1.973, puso de manifiesto los mecanismos mediante los cuales podría codificarse la memoria. En investigaciones en las que se estimulaba el córtex entorrinal y las células granulosas del hipocampo, la respuesta de estas células fue medida por Bliss y colaboradores, tanto en respuesta a un único impulso eléctrico, como a impulsos múltiples, encontrándose que tras la serie de varios impulsos se encontró una excitación comparativamente bastante superior en las células granulosas frente a las desencadenada por el pulso eléctrico único. En este fenómeno de excitación persistente tiene un papel el receptor de N-metil-D-aspartato, que al ser estimulado repetidamente permite la entrada de ión calcio a la célula, el cual desencadena una serie de eventos que culminan en cambios de larga duración en las sinapsis, responsables de la potenciación 15.
    Bioquímicamente y estructuralmente se ha descubierto gran parte de las moléculas participantes en los procesos de memoria a corto y largo plazo. Estas moléculas comprenden gran variedad de receptores y segundos mensajeros que en última instancia, alcanzan el núcleo celular de la neurona, e implican la participación de factores de crecimiento neural.

En estudios experimentales en gatos, la evaluación de una tarea de evitación mostró la participación de aproximadamente cien millones de neuronas; en una situación de urgencia, la alta tasa de disparo de algunas neuronas, la máxima inhibición en otras y un “ajuste fino” del sistema nervioso hacia los mecanismos facilitadores de supervivencia, comprende una enorme variedad y complejidad de factores neurotróficos, mensajeros que cimentan y/o depotencian los neurotransmisores que se liberan.

    Cuando el genoma no pudo codificar las conductas necesarias para la adaptación y supervivencia, la naturaleza creó los cerebros. Y después de los cerebros, cuando el saber surgido en torno al quehacer de los núcleos sociales llegó a sobrepasar la capacidad de aprendizaje de los cerebros, el ser humano aprendió el desarrollo de un sistema para plasmar la memoria comunal de la especie, que no pertenece al genoma ni a la corteza cerebral y que es la escritura, y los libros. Toda esta información cultural esta en la memoria de las bibliotecas 16. Y recientemente esta información ha empezado a ser manejada en los ordenadores.

Referencias

  1. &  Borges JL: Artificios. Alianza Cien, Madrid. 1995 pp. 13-14
  2. &  House A, Pansky B, Siegel A: Neurociencias. Enfoque sistemático. 1ª Edición en Español. Edit. McGraw-Hill, México D.F. 1982 pp. 463
  3. &  Mishkin M, Appenzeller T: Anatomía de la memoria. En: Función cerebral. Monografía de Libros de Investigación y Ciencia. Prensa Científica. Barcelona, 1991 pp. 96-106
  4. &  Damasio A: Una mirada a los secretos de la mente. Summa 1995; 99: 65-73
  5. &  Gardner, H: La nueva ciencia de la mente. Historia de la Revolución Cognitiva.Reimpresión Paidós, Barcelona, 1996. pp 287
  6. Citado en &  Post RM, Weiss SRB: Emergent properties of neural systems: how focal molecular neurobiological alterations can affect behavior. Development and Psychopathology 1997; 9: 925
  7. &  Boller, François, López, Oscar, Moossy, John: Diagnosis of Dementia. Neurology 1989; 39:76-79
  8. &  Gregory R: Brainy Mind. British Medical Journal 1998; 317: 1693-1695
  9. &  Fergusson M: La Revolución del Cerebro. Editorial Héptada. Madrid. 1991 pp. 264
  10. &  Fergusson M: La Revolución del Cerebro. Editorial Héptada. Madrid. 1991 pp. 272-274
  11. &  Swerdlow JL: Quiet Miracles of the brain. National Goegraphic 1995; 187 (6): pp. 39 (2-41)
  12. &  Thomas NJT: Coding Dualism: Conscious Thought Without Cartesianism. Home Page: Imagination, Mental Imagery, Consciousness, Cognition: Science, Philosophy & History. pp. 4
  13. &  Posner MI, Digirolamo GJ, Duque D: Brain mechanisms of cognitive skills. Consciousness and Cognition 1997; Vol 6(2-3): 267-290
  14. &  John ER, Easton P; Isenhart R: Consciousness and cognition may be mediated by multiple independent coherent ensembles. Consciousness and Cognition. 1997; 6(1): 3-39
  15. &  Winson J: El significado de los sueños. En: Psicología Fisiológica. Monografía de Libros de Investigación y Ciencia. Prensa Científica S.A. Barcelona, 1994; pp 69,70
  16. &  Sagan C: Capítulo XI. La persistencia de la memoria. En: Cosmos 7ª Ed. Edit. Planeta, Barcelona. 1983 pp. 281

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