15. La mecánica cuántica y la concepción de la mente


15. La mecánica cuántica y la concepción de la mente

El estado cuántico se puede considerar como una realidad física en la que no se pueden definir simultáneamente los dos componentes del momento angular a saber la posición y la velocidad. A lo más, lo que se puede saber es que hay unas probabilidades de determinado comportamiento que son aplicables a otras variables como el tiempo y la energía. Los autores que han intentado penetrar el último misterio de la mente en interacción con la materia han encontrado como zona en común que pueden existir zonas del cerebro donde pueden ocurrir acontecimientos cuánticos. Cuando se desarrolló la mecánica cuántica reconociéndose la aplicación al nivel de las partículas elementales de la materia del principio de incertidumbre de Heisenberg, Niels Böhr señaló que ciertos puntos claves de los mecanismos reguladores del cerebro podrían ser tan sensibles y delicadamente equilibrados que podrían ser considerados de índole de mecánica cuántica o “no determinista”.


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«(…) cuerpo y alma se conmueven y exaltan cuando el hombre llega a conocer con esfuerzo y con pureza la divina entraña de la realidad. Sabiendo así, el logos es una suerte de llave maestra para el dominio de la naturaleza.»
Empédocles de Agrigento – Perì physeos (Acerca de la Naturaleza) 

 
“Dos cosas iguales a una tercera son iguales entre sí”
Euclides – Los Elementos 

Introducción

A principios del siglo XIX el marqués Pierre de Laplace deslumbrado por las teorías de Newton, argumentó que el universo se comportaba de un modo predeterminado: tal observación implicaba que debía existir u conjunto de leyes científicas que permitieran predecir todo lo que ocurría en el universo en un momento dado, dejando a Dios en el lugar más allá de las demostraciones matemáticas.
    El determinismo científico predominó durante una buena parte de la historia de la ciencia de los siglos XIX y XX, y el punto de vista de la física clásica se limitó a discusiones pertinentes a la posición y velocidad de una partícula, fruto de las observaciones de Galileo, según las cuales la gravedad daba a las partículas una aceleración independientemente de la masa.


    En 1875 no se sabía mucho de la estructura de los átomos, y algunos físicos de este período dudaban de la existencia de los átomos, mientras que otros creían que era imposible investigar la estructura interna de un átomo. Pero en los siguientes cincuenta años se desarrolló tan rápidamente la física que para 1925 ya se conocía la estructura atómica de una forma que se podría decir exhaustiva.
    Hacia 1913 Niels Böhr desarrolló un modelo del átomo que explicaba el espectro característico de la radiación emitida por un gas cuando pasa por él un haz de electrones. El éxito de Böhr se basó porque fué lo suficientemente atrevido para introducir varios principios físicos nuevos aún cuando varios de estos contradecían algunos principios de la física clásica. De esta forma, en el período comprendido entre 1913 y 1925 estos principios fueron el terreno donde se asentó la mecánica cuántica, una amplia teoría del movimiento de las partículas atómicas que proporciona el entramado teórico por así decirlo, que permite una aproximación a los fenómenos atómicos. 

Mecánica cuántica

La teoría de la mecánica cuántica desarrollada por Werner Heisenberg, Max Schrödinger y Paul Dirac, afirma que las partículas poseen un estado cuántico, el cual conjuga tanto la posición como la velocidad. No puede predecir sucesos específicamente determinados, aunque sí puede predecir probabilidades, del mismo modo que no se sabe con exactitud que le va a ocurrir a la partícula que se observa.

    

Alicia y el gato de Cheshire
 De la obra Alice in Wonderland de Lutwidge Dodgson
«Lewis Carroll»

Tras este breve bosquejo sobre los orígenes de la mecánica cuántica, se logra una aproximación a la pintura sobre como la naturaleza opera, lo cual impulsa a la mente humana a llegar a los reinos de lo muy grande y lo muy pequeño, donde también ella se puede encontrar. Al hacer referencia a las leyes físicas de la naturaleza se busca algo objetivo e invariante1 con respecto al modo de representación, con un marco conceptual que explique a nuestro juicio las cuestiones de la realidad y la verdad. Las leyes de la naturaleza hicieron posible construír una imagen cada vez más holoárquica y sistemática que abarque más cosas, en la que el tiempo pasó a ser una dimensión de todo lo real, y en la cual la causalidad fué sacudida por el indeterminismo y las probabilidades; y aunque no es posible saber si la realidad es como la representamos, imaginemos o describamos, lo que nos es permisible saber es que la imagen que hemos hecho de ella ha sido satisfactoria en los requisitos más exigentes a que se ha sometido a prueba 2.

Einstein reconoció la significancia de los aportes de Galileo, pero la reinterpretó de modo que el movimiento de la partícula en un campo gravitacional dependía de las propiedades del ambiente, esto es, del espacio y del tiempo. Para explicar porque las partículas seguían trayectorias curvas, le tomó bastante tiempo el describir que no era por la influencia del campo gravitacional, sino porque el espacio-tiempo es curvo 3.
Diagrama artístico sobre efecto de la tierra sobre curvatura de espacio-tiempo

    El espacio dejó de ser el receptáculo pasivo de los cuerpos, el tiempo pasó a ser dimensión interna de todo lo real, la causalidad fué sacudida por el indeterminismo y el probabilismo: surgió el continuum del “espacio-tiempo”. Las leyes de la naturaleza no se refieren a las relaciones entre acontecimientos localizables como enunciados (ya que las correspondencias implícitas pueden ser diferentes de las que se expresan en enunciados del tipo de “la nieve es blanca” o “el gato está encima del felpudo”), sino a algo que de acuerdo a Alan Chalmers podría denominarse “tendencia transfactual”.

Este desarraigo de principios cuyas raíces se hundían en el suelo metafísico de la cultura occidental, fué traumático y angustioso, llegando sus ecos hasta todo el conocimiento humano, ya que todas las teorías son productos humanos sujetos a desarrollo y cambio, mientras que el modo de comportamiento del mundo físico, que es el objeto de estas teorías, no lo es.

Estados cuánticos

Quizá el error es que no existan posiciones y velocidades de partículas, sino solamente ondas. Para poder aplicar conceptualmente la mecánica cuántica, es de importancia tener en cuenta  que si bien la estructura matemática de la teoría cuántica ha superado incontables pruebas y existe congruencia en su precisión para la descripción de los fenómenos atómicos, su interpretación verbal y la metafísica de la teoría de la mecánica cuántica se hallan en un terreno menos sólido porque los físicos no lo han podido proporcionar 4. La mecánica cuántica está por así decirlo, plagada de indeterminismo. 

La mecánica cuántica muestra que los conceptos clásicos son insuficientes para la descripción de los fenómenos atómicos, para lo cual surgen los «estados cuánticos«, estados que escapan a la observación ordinaria porque tales observaciones en muchos casos obliteran las condiciones de existencia de los estados.
    Los «estados cuánticos» se describen mejor por funciones de onda que implican la coexistencia dual de ondas y partículas en los electrones de otras entidades físicas, una situación dialéctica/paradojal no explicable en el esquema clásico. El estado cuántico se puede considerar como una realidad física en la que no se pueden definir simultáneamente los dos componentes del momento angular a saber la posición y la velocidad. A lo más, lo que se puede saber es que hay unas probabilidades de determinado comportamiento que son aplicables a otras variables como el tiempo y la energía; las únicas divisiones de las ciencias físicas que aún no han incorporado la mecánica cuántica son la gravedad y la estructura a gran escala del universo 5.  Las consecuencias de la mecánica cuántica en la concepción de la mente y la realidad han sido la promoción de nuevas escuelas filosóficas como el círculo de Viena, la filosofía analítica, la fenomenología, el estructuralismo, el materialismo y la filosofía de los sistemas 6.

Campos de probabilidades

La enseñanza de la mecánica de las partículas o mecánica cuántica, es que el mundo es fundamentalmente energía y la manifestación sensible que se ha convenido en llamar materia, primer mundo, mundo pre-mental -entre otras muchas denominaciones-, está siendo creado y aniquilado continuamente, del mismo modo que el mundo probabilístico determinado por el momento de rotación y la posición en el espacio de los quanta 7. El filósofo griego Anaximandro se refirió al ápeiron o infinito como algo “abraza todas las cosas y las gobierna todas; tal es sólo lo divino, puesto que es inmortal e indestructible” y aseveró que el acontecer cósmico -como punto crucial de la ciencia de Occidente que el tiempo se encargaría de corroborar- “consiste en generaciones y corrupciones incesantes, lo cual cumple por así decirlo, una justicia inmanente puesto que las cosas se pagan recíprocamente expiación y pena por sus demandas según los preceptos del tiempo” 8.

El mundo probabilístico como un campo cuántico de probabilidades es lo que ocurre cuando los quanta o partículas subatómicas interactúan entre ellos, sugiriendo un caos por debajo del orden, en el cual simultáneamente se están dando fenómenos de nacimiento, desaparición y transmutación de los quanta a la existencia, como cuando Shiva danza bajo el arco de fuego Prabhamandala, la danza de la creación. El universo es cambio, actividad y proceso, una totalidad de flujo que es la base de todas las cosas. Gary Zukav refiere:

Toda interacción subatómica consiste en la aniquilación de las partículas originales y la creación de nuevas partículas. El mundo subatómico es una danza continua de creación y aniquilación, de masa que se convierte en energía y energía que se convierte en masa. Formas efímeras entran en la existencia y salen de ellas como una chispa, creando una realidad que no tiene fin y que es constantemente creada de nuevo 9.  

Gary Zukav
Crédito de imagen:
la-ciencia-y-la-conciencia.blogspot.com

El fin de las certidumbres

De otra parte el concepto de mecánica de las partículas es complementado por el principio de incertidumbre, el cual sacude violentamente nuestras bases sobre el concepto del mundo y la realidad que a veces se tiende a interpretar como una limitación técnica respecto a lo que podemos medir y no como una expresión de las totales diferencias que existen entre nuestra realidad “clásica” y la subatómica 10. De acuerdo al principio de incertidumbre de Heisenberg, no es posible conocer simultáneamente la posición y la velocidad de una partícula elemental, refiere el físico James Trefill (1985), de la universidad de Virginia 11.
Esta ausencia de información equivale a decir que si se conoce una de las determinantes la otra puede ser cualquier número dando lugar así a un principio según el cual la naturaleza «es sutil, pero no maliciosa» y tiene un fondo imprevisible del cual participa la naturaleza humana.
El principio de incertidumbre dice que en el campo de lo subatómico no se puede conocer con absoluta precisión y al mismo tiempo el momento de rotación y la posición exacta de una partícula. Solo se pueden conocer aproximadamente, pero mientras más se conozca de una, menos se sabrá de la otra. Puesto que no se puede determinar al mismo tiempo la posición y el momento de rotación de las partículas subatómicas, no se pueden hacer muchas predicciones sobre ellas y probablemente no influya sobre nada de lo que se pueda saber del mundo subatómico 12.
A nivel subatómico la materia no está en un lugar determinado, sino más bien muestra tendencias a existir, mientras que los sucesos atómicos no ocurren con seguridad en determinados tiempos y en determinadas maneras, sino que muestran “tendencia a ocurrir”.
De tal forma, refiere el físico Fritjof Capra que en el contexto teórico de la mecánica cuántica estas tendencias se expresan como probabilidades que están relacionadas con cantidades matemáticas que toman la forma de ondas, siendo esta la razón por la cual las partículas pueden ser ondas al mismo tiempo, sin tratarse de las ondas como las conocemos en el mundo real, sino como ondas de probabilidad, que son cantidades matemáticas abstractas con todas las características propias de las ondas que describen las probabilidades de encontrar las partículas en puntos concretos del espacio y en tiempos particulares 13.

    Werner Heisenberg demostró  que la incertidumbre no es solamente una cuestión de la limitación instrumental para realizar medidas, sino que la imprecisión actual en una medición, en la cual la imprecisión de una por la imprecisión de la otra no podía ser nunca inferior a la constante de Planck 14. La constante de Planck, también denominada el cuanto de acción fué el descubrimiento que puso en marcha la mecánica cuántica. Dicha constante es un número que nunca cambia y se utiliza para calcular la energía de cada frecuencia de luz (que le da a la luz un color característico)15.

Dado que el principio de incertidumbre es una característica fundamental del universo en que vivimos, y que la realidad de las cosas existentes se ha explicado razonablemente de acuerdo a la teoría de la relatividad general y las teorías parciales que explican las fuerzas llamadas «débiles», «fuertes» y electromagnéticas, la unificación de estas teorías en una teoría de gran unificación, -TGU- como la denomina Hawking16, reuniría en una sola ecuación la mecánica, la física, la biología, e incluso la psicología, concepto ya sorprendentemente planteado en el siglo XVIII por el servio Roger Joseph Boscovich, quien creía en átomos y en el vacío. Sus átomos eran puntos, o mónadas (a semejanza de las propuestas por Leibnitz), pero no estaban densamente unidas, sino todo lo contrario, no podían unirse en virtud de fuerzas repulsivas. Del mismo modo que Descartes y Newton, Boscovich es un partidario de la explicación esencialista17 o última cuando se refiere a la interacción entre la mente y el cuerpo, influída por una teoría dinámica de la materia de tipo interaccionista que se aprecia cuando escribió en 1763:  

esta teoría mía puede combinarse de manera excelente con la inmaterialidad de los espíritus. La teoría atribuye a la materia las propiedades de inercia, impenetrabilidad, sensibilidad (lo que constituye una consecuencia de la impenetrabilidad al tacto) e incapacidad de pensar; a los espíritus se les atribuye una incapacidad de afectar nuestros sentidos por impenetrabilidad y las facultades de pensar y querer (…) en la propia definición (la definición esencialista) de la materia misma y la sustancia corpórea supongo la incapacidad de pensar y querer (…) si se acepta esta definición, está claro que la materia no puede pensar. Se trata de una especie de conclusión metafísica que se sigue con absoluta certeza de la aceptación de la definición” 18.

Unificación y conciencia

    El primer paso hacia la teoría general unificada depende de combinar la teoría de la relatividad general con el principio de incertidumbre de la mecánica cuántica, que tendría consecuencias notables en la concepción del universo, describiéndolo como autocontenido y sin fronteras, con su impresionante uniformidad a gran escala y en las complejidades más sutiles que lo componen, incluyendo en ellas el hombre. El descubrimiento de una teoría completa con el tiempo habrá de ser comprensible para todos, de modo que todos seamos capaces de participar en el diálogo y la discusión sobre el universo y nuestro papel en él 19.

    Parece cada vez más necesario el postular entidades no físicas en las áreas más avanzadas de la ciencia, incluidas las matemáticas, la física y la neurología. Los autores que han intentado penetrar el último misterio de la mente en interacción con la materia han encontrado como zona en común que pueden existir zonas del cerebro donde pueden ocurrir acontecimientos cuánticos. Cuando se desarrolló la mecánica cuántica reconociéndose la aplicación al nivel de las partículas elementales de la materia del principio de incertidumbre de Heisenberg, Niels Böhr señaló que ciertos puntos claves de los mecanismos reguladores del cerebro pueden ser tan sensibles y delicadamente equilibrados que podrían ser considerados de índole de mecánica cuántica o “no determinista”. 

Las conexiones entre la mente y la mecánica cuántica se han examinado en una serie de diferentes teorías, con diferentes argumentaciones, a saber: 

  • La interpretación de Copenhague.
  • La teoría de las variables ocultas
  • La hipótesis de múltiples mundos
  • La conexión materia-mente 20.

Buena parte de la justificación sobre la relación entre la mecánica cuántica y la realidad se puede hallar en la «Interpretación de Copenhague de la mecánica cuántica«, enunciada en 1927. En esta Interpretación se elimina la idea de una correspondencia de «uno a uno» entre la realidad y la teoría. La mecánica cuántica, al apartarse de las leyes que gobiernan los componentes individuales, pasa a describir conductas estadísticas de sistemas y en lugar de predecir sucesos, predice probabilidades. Y lo más importante, no acepta una realidad objetiva aparte de nuestra experiencia y afirma que no podemos observar algo sin modificarlo. Henry Pierce Stapp, físico del laboratorio Lawrence Berkeley lo expresa de una forma asequible:

«(…) la Interpretación de Copenhague fué esencialmente un rechazo de la presunción de que la naturaleza podía ser comprendida en términos de las realidades elementales espacio-tiempo. De acuerdo con las nuevas ideas, la descripción completa de la naturaleza a nivel atómico está dada por funciones de probabilidad que no se refieren a realidades microscópicas subyacentes de espacio-tiempo, sino más bien a los objetos macroscópicos de la experiencia sensorial. La estructura teórica no se extiende hacia abajo ni se afianza en las realidades microscópicas fundamentales de espacio-tiempo.  En vez de ello retrocede y se afianza en las realidades concretas que forman la base de la vida social … Esta descripción pragmática debe ser contrastada con descripciones que intenten «mirar entre bastidores» y que nos digan lo que está aconteciendo realmente » 21.

Conexión mente-materia

En la teoría de la conexión materia – mente, se acepta que la medición colapsa la función de onda, de modo que quien hace la medición influencia y en cierta medida crea la materia a partir de la mente. Wigner, Sarfatti, Walker y Muses describen de esta forma como el principio cuántico implica la mente de una manera esencial y Benyam explica como » la conciencia misma es la que colapsa la función de onda» 22.

En la  teoría «de las variables ocultas» se afirma que los acontecimientos cuánticos no son puramente aleatorios, y que el colapso del estado vector o de la función de onda se explica por procesos subcuánticos que podrían llegar a resultar técnicamente accesibles, como también lo describe la hipótesis de los múltiples mundos.
    Las variables ocultas se refieren a que un sistema tiene un estado definido en todo momento, pero algunas partes de él pueden quedar temporalmente ocultas para los observadores; son conexiones instantáneas con el universo como un todo.
    Si bien en el mundo ordinario las conexiones carecen de importancia relativa, lo cual permite formular leyes acertadas para describir su comportamiento, a medida que se avanza en subdivisiones cada vez más pequeñas la influencia de las conexiones se hace más fuerte y cada vez se hace más difícil separar cualquier parte del universo de la totalidad del mismo. El teorema de Bell explica de acuerdo a «las variables ocultas» la «transferencia» de información a través de regiones aisladas en el espacio, con lo cual la causalidad en algunos eventos sería instantánea, sugiriendo ausencia de separación en el continuum de espacio – tiempo 23, lo cual implica que las partes aparentemente separadas del universo pueden estar íntimamente conectadas a un nivel profundo y fundamental, lo cual significa que el universos está fundamentalmente conectado, es interdependiente e inseparable 24. David Bohm, del Bierbeck College afirma que el nivel fundamental es un todo inseparable que posee un orden que se integra en el auténtico proceso del universo, pero no es fácilmente aparente.

    De acuerdo a la teoría de la relatividad general ninguna partícula que se mueva a una velocidad inferior a la luz puede llegar hasta este límite: pero no hay razón por la que no existan partículas que se muevan a una velocidad mayor que la de la luz. En otras palabras, la luz actuaría más como un telón que como una barrera y al otro lado del “telón” hay partículas hipotéticas que siempre se moverían con una velocidad mayor que la de la luz. Tales partículas hipotéticas son los taquiones, que en caso de existir nos permitirían un medio de comunicación instantáneo con ¡cualquier punto del universo! 25 y podrían favorecer la conexión del universo en un nivel profundo y fundamental, lo cual no deja de tener cierta reminiscencia esencialista.

Conciencia, realidad y mecánica cuántica

Desde el punto de vista más amplio de la filosofía, las implicaciones de la mecánica cuántica, son que influímos en nuestra realidad y de cierta manera la creamos. La objetividad no existe. Somos parte de la naturaleza, y cuando la estudiamos, no se puede eludir el hecho que la naturaleza se está estudiando a sí misma. La mecánica cuántica se basa en un conocimiento mínimo de los fenómenos futuros, ya que el conocimiento de los sucesos es probabilístico, pero conduce a la posibilidad de que nuestra realidad sea la que nosotros decidamos crearnos, con lo cual hay una aproximación a la conciencia. Aunque se han hecho formulaciones matemáticas en las que intenta demostrar el papel de la conciencia en las formulaciones de la mecánica cuántica, el problema subyacente a estos enunciados matemáticos es el denominado «problema de medición«.

De acuerdo a la mecánica cuántica los acontecimientos tienen tendencia a existir en diferentes áreas, pero al acontecer lo hacen solamente en una área. El físico alemán Max Born fué quien sugirió que la interpretación ondulatoria de los fenómenos subatómicos fuese realizada como ondas de probabilidad, en las que “el curso total de los acontecimientos está determinado por leyes de probabilidad, en que a cada estado del espacio le corresponde una probabilidad definida”. La contribución de Born permitió que la mecánica cuántica predijera probabilidades. Si la probabilidad de encontrar una partícula en un área A es del 50 %, en una B del 30 % y en una C del 20%, la tendencia a existir sería 50/30/20. Pero al detectarse ocurre solamente en una región (sea A, B o C) y no se distribuye del modo predicho por las tres áreas. De aquí surge un problema conceptual, dado que la partícula al acontecer/ocurrir no lo hace en las tres regiones según lo predicho, sino solo en una, lo cual se conoce como «colapso del estado vector» o «colapso del paquete de onda«, porque cuando la partícula está en B, las probabilidades de A y C son igual a cero. El colapso de la función de onda del estado cuántico/del paquete de onda implica que se pasó de la tendencia a existir 50/30/20 a un acontecimiento real B. Se presenta una consecuencia extraña y es que la existencia de otras posibilidades excluye resultados posibles. Tal parece que esto se debe a que “la posición de un fotón de luz (u otra partícula) es desconocida y se define por una onda compleja que describe todas las posiciones posibles”; tal onda puede interferir consigo misma y ocasiona que el fotón (u otra partícula) aparezca en un solo punto posible, fenómeno que también es un “colapso de la función de onda” 26.

De aquí surge un problema sobre si la propia medición es la que causa el colapso del paquete vector y sobre si la partícula existe antes de la medición 27. En la hipótesis de los múltiples mundos de Everett, Wheeler y Graham todas las posibilidades contenidas en el estado vector ocurren, pero en distintos universos. Una vez se lleva a cabo una medida, los universos en los cuales el resultado es distinto que en el nuestro, ya no ejercen influencia sobre nosotros. Cuando la partícula con posibilidades 50/30/20, acontece en B, simultáneamente surgen otros dos universos, uno que contiene la partícula de la área A y otro para la partícula de la área C. 

La filosofía perenne está de acuerdo con la afirmación de que la mente crea la materia al referir como lo inferior puede surgir de lo superior mediante el proceso de involución.  Sin embargo, el ideal mecanicista de querer explicar el mundo físico en términos de unos componentes estructurales básicos no parece realizable por el momento. El proceso de investigación que llevó hasta las partículas subatómicas arrancó a partir del supuesto atomista, en el que la materia era justificable en términos de unos pocos constuyentes. Pero  las limitaciones para conocer más allá de las partículas elementales ha motivado la discusión sobre las interacciones de las diferentes partículas subatómicas.

Mente y realidad

Puesto que forma parte de la naturaleza de las cosas el que no podamos conocer a un mismo tiempo el momento de rotación y la posición de una partícula subatómica, sino solamente una de las dos, en forma disyuntiva, hay que necesariamente elegir cual de las dos propiedades se desea determinar.
    Desde un punto de vista metafísico esto es muy semejante a afirmar que se crean ciertas propiedades porque se elige el medirlas. Es posible llegar a creer que una partícula tiene posición porque se intenta determinar una posición en ella. Este razonamiento ha llevado a algunos físicos cuánticos a preguntarse sobre si crean las partículas quienes experimentan con ellas. Si se observa un experimento relativo a la colisión de una partícula, no se puede probar que el experimento arrojará los mismos resultados en todas las veces que se repitiera, dado que el resultado está afectado por el hecho que alguien lo está observando.

En otro ejemplo en que se crean ciertas propiedades porque se elige el medirlas, se puede demostrar que la luz tiene una naturaleza ondulatoria y que simultáneamente es un fenómeno de emisión de partículas, dependiendo de que se escoja el experimento adecuado al resultado que se pretende obtener. Este fenómeno, que tiene profunda trascendencia, ha motivado que a lo largo del apasionante desarrollo de la física teórica, muchos físicos se hayan ocupado de descubrir el papel de la mente en la interpretación de la realidad: Erwin Schrödinger llegó a sugerir que la relación entre la mente y el cerebro era la única tarea importante de la ciencia. Niels Böhr enunció su teoría de la complementariedad para explicar que las realidades como onda-partícula de la luz son propiedades mutuamente excluyentes de nuestra interacción con la luz, pero ambas son necesarias para entenderla. Pero no son propiedades de la luz, porque sin el observador la luz no existiría 28

    La tarea de la ciencia es el descubrimiento de leyes que permitan predecir acontecimientos hasta los límites probabilísticos impuestos por el principio de incertidumbre, con lo cual se espera desde un punto de vista esencialista, que se logre revelar la realidad última oculta tras las apariencias. Sin embargo, el esencialismo fué superado por la teoría del campo electromagnético de Maxwell. ¿Cómo ocurrió esto ? La realidad última se explicaba con el éter y Maxwell trató de basar su teoría en un modelo mecánico del éter que terminó volviéndose inconsistente, frente a una serie de ecuaciones consistentes y contrastables que enunciaban las leyes de interacción electromagnética. De aquí surgió una teoría física cuya esencia y sustancia mecánica se evaporaron, dando como resultado que si existen las realidades ocultas, pero ninguna de ellas es la última, por más que algunas se encuentren a un nivel más profundo que otras 29.

Con este conjunto de observaciones, la objetividad no existe, ya que no es posible eliminar a quien observa. Stephen Hawking refiere como al usar la dualidad onda – partícula, prácticamente todo lo existente en el universo -incluyendo la luz y la gravedad- puede ser descrito en términos de partículas. Todas las partículas conocidas del universo pueden agruparse en partículas que conforman la materia conocida y en las que causan las fuerza entre las partículas materiales. John Weeler, un físico de Princeton describe:

» Al Universo ¿ lo trae, de alguna manera, a la existencia la participación de los participantes ? puntos El acto vital es el acto de participación. Participador es el nuevo concepto incontrovertible, ofrecido por la mecánica cuántica. Derroca el término observador, de la teoría clásica, que designa al hombre que está seguro detrás de un grueso cristal protector y observa lo que ocurre a su alrededor sin participar en ello « 30. 

Al preguntarnos a nosotros mismos de que está hecho algo, esta pregunta se basa en un sistema mental artificial que funciona del mismo modo que una galería de espejos, como bien lo describe Gary Zukav. Al estar de pié directamente entre ellos, hay una multitud de imágenes que nos representan, con una infinita serie de ojos de mirando a la parte posterior de la cabeza, sin embargo las imágenes no se pueden ver hasta el infinito dado que las superficies de los espejos no son lo suficientemente lisas. Todos estos reflejos que se ven son ilusiones y la única cosa real de este escenario es quien mira, o sea cada uno de nosotros. Al buscar la última sustancia constitutiva del universo, al preguntarse de qué está hecho algo, se encuentra que está constituído por moléculas. Y las moléculas están constituídas por átomos, y por último, de los átomos se ha demostrado que son agrupaciones de partículas subatómicas, los denominados quarks. Lo cual dicho en otras palabras es que la materia es una serie de agrupaciones con su manifestación fuera de foco y la búsqueda de la sustancia definitiva del universo termina en que no existe ninguna.

Einstein afirmó en 1905 en respuesta a la sustancia última del universo que sí la hay, siendo esa la energía, porque las partículas subatómicas son energía. El físico Paul Dirac, uno de los tres creadores de la teoría de la mecánica cuántica en el año de 1920, consideraba que la materia había sido creada a partir de algún sustrato imperceptible, de una nada inimaginable e indetectable, que paradójicamente, tenía una forma peculiar. Afirmación dada por un sabio occidental, semejante al aforismo taoísta que reza que «lo real es vacío y lo vacío es real«.

    La sociedad occidental representa la postura del hemiferio izquierdo, de un mundo externo fragmentado con una multitud de objetos y acontecimientos separados. La llegada de la ciencia marcó el ascenso del pensamiento acorde con las habilidades y tendencias del hemisferio izquierdo. Parte de las limitaciones inherentes a esta postura radican en que el lenguaje ordinario de algunos idiomas  resulta inadecuado para tratar fenómenos no ordinarios, de modo que aquello complejo y dinámico presupone una mayor dificultad para su comprensión. Las lenguas indoeuropeas nos vinculan a un modo de vida fragmentado, porque a partir de su estructura sujeto-predicado, nos obligan a pensar en términos de causa y efecto. El marco lingüístico está íntimamente ligado al proceso de la percepción humana, hace que la identificación lingüística de las cosas influya en lo que vemos y en lo que dejamos de ver.
    Por ello nos resulta difícil hablar en incluso pensar, sobre física cuántica, sobre dimensiones más allá de las tres conocidas y sobre cualquier otra noción en la que no esté prefigurado el comienzo y el fin, por dar un ejemplo. Merced al lenguaje, el hombre logra hacer discriminaciones perceptivas sobre que está sucediendo tal o cual suceso. Pero en la medida de evolucionar el conocimiento de la naturaleza y procurar divulgar al público las intuiciones de la ciencia moderna, el lenguaje ordinario resulta inadecuado, porque las palabras y las frases nos han proporcionado una idea falsa de la comprensión, al hacernos confundir el mapa con el territorio nos vuelve ciegos para la complejidad y la continua danza de dinamismo de la naturaleza. En 1922 Heisenberg le preguntó a su profesor Niels Böhr que “si faltaba un idioma que permitiera comprender la estructura interna del átomo, ¿cómo se podría tener la esperanza de llegar a comprenderlo?” a lo cual Böhr contestó “creo que podremos estar en condiciones de hacerlo, pero en el proceso quizá sea necesario aprender lo que realmente significa la palabra “comprender”. El lenguaje de la teoría cuántica es preciso, pero engañoso 31.

    El valor de la Interpretación de Copenhague es el reconocimiento de las limitaciones del pensamiento del hemisferio cerebral izquierdo, sugiriendo que el lenguaje puede encerrar el pensamiento. También es el reconocimiento de los aspectos psíquicos que transcurrieron ignorados la mayor parte del tiempo en una sociedad racionalista. Las viejas posiciones dialécticas que surgían en díadas opuestas, como razón-intución, racionalidad-sensibilidad,  interior-exterior son reconciliables a la manera de la cinta de Moebius 32. Las paradojas son conciliables.

Las ciencias físicas han planteado un modelo sobre las características de la realidad subatómica, y dado su poder de resolución y sistematización en las cuestiones de la realidad, sus esquemas conceptuales se han intentado aplicar -el tiempo dirá con que grado de éxito- a la explicación del fenómeno de la mente y la conciencia. El resultado de la tecnología de las ciencias físicas no es un sinsentido, sino un metasentido, que no es ilógico pero trasciende la lógica. A medida que se expande el panorama de la referencia, el metasentido es una parte del  amplio panorama  desde donde se vé el punto de partida como una menor parte 33. El físico James S. Trefil de la Universidad de Virginia, refiere 

“(…) como el átomo, el núcleo y la partícula elemental han abierto las puertas a realidades más profundas. Actualmente el nivel más interno de al que somos capaces de descender (los quarks) presentan los mismos síntomas que observamos en cada uno de los anteriores. Hemos modificado tantas veces nuestra visión de la realidad que es muy posible que tengamos que hacerlo de nuevo en el futuro. ¿Revelarán los próximos años nuevas zonas por ahora insospechadas, como si la realidad fuera una inimaginable cebolla cósmica, o por el contrario, podremos concluír la búsqueda en el nivel donde ahora nos encontramos ? El tiempo lo dirá”34. 

Referencias

  1. En términos de las las leyes de cambio, estas deben poder originar postulados equivalentes que afirman que algo no debe cambiar: esta cantidad invariable es la invariancia. Cada una de las leyes físicas fundamentales de las que se tiene conocimiento, corresponde a alguna invariancia, la cual es equivalente a su vez a una colección de cambios que forma un grupo de simetría. Tomado de: &  Barrow JD: Teorías del Todo. Hacia una Explicación fundamental del Universo.Crítica, Barcelona 1994. pp. 31
  2. &  Wartofsky MW: Introducción a la filosofía de la ciencia. 2ª Edición. Alianza Universidad. Madrid, 1983. pp. 363, 373
  3. &  Greenberger DM, Overhauser AW: The role of gravity in quantum theory. Scientific American1980; 242 (5): pp. 62
  4. &  Capra F: El Tao de la Física. Editorial Sirio, Málaga, 1983. pp. 170
  5. &  Zukav G: La danza de los maestros del Wu-Li. 2ª Ed. Plaza y Janés, Barcelona. 1991
  6. &  Rojas C: El problema de la causalidad en la epistemología de Mario Bunge. Tesis doctoral – Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Filosofía y Letras. Bogotá, Junio 1980. pp. II
  7. &  Zukav G: La danza de los  maestros del Wu-Li. 2ª Ed. Plaza y Janés, Barcelona. 1991 pp. 195 y ss
  8. &  Anaximandro 12 B. fr 1 (Tº I pág. 89) Citado en: Río M: Estudio sobre la libertad humana. Anthropos y Anagke. Guillermo Kraft, Buenos Aires, 1955. pp. 62
  9. &  Zukav G: La danza de los  maestros del Wu-Li. 2ª Ed. Plaza y Janés, Barcelona. 1991 pp. 198
  10. &  Trefil JS: De los átomos a los quarks. Biblioteca Científica Salvat, Barcelona, 1985. pp. 41
  11. En el principio de indeterminación se ofrece una respuesta a la pregunta sobre localización, velocidad, tiempo y energía de una partícula elemental. La vaguedad en la determinación del presente implica necesariamente una limitación a nuestro conocimiento de los estados futuros. Dada la fórmula D pD x ³ h siendo h la constante de Planck, la máxima precisión con que se pueden conocer las dos variables (p, x) es tal que el producto de sus indeterminaciones es del orden de magnitud de la constante de Planck. De ahí la determinación de velocidad y posición solo pueden darse dentro de un marco de probabilidad. La segunda forma del principio de indeterminación excluye una localización exacta en el tiempo, mientras que la tercera forma  se refiere a las variables de momento y posición angular. Las órbitas electrónicas son pues, reducidas a probabilidades. Por último, la cuarta forma del principio de indeterminación prohibe la determinación exacta del momento de inercia y la velocidad angular. Tomado de: &  Rojas C: El problema de la causalidad en la epistemología de Mario Bunge. Tesis doctoral – Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Filosofía y Letras. Bogotá, Junio 1980. pp. 27, 28
  12. La mecánica cuántica, segíun John von Neumann: 1. Se ocupa de los procesos de preparación y observación que involucran al sujeto y al objeto y obedece a una nueva lógica. No se ocupa de las propiedades del objeto por sí solo. 2. Se ocupa de las propiedades objetivas del objeto en sí, atendiendo a la antigua lógica, pero observa que esas propiedades pasan a actuar de manera ilógica cuando son sometidas a observación.Los quántum (plural: quanta) que significan «cantidad de algo» son las partículas subatómicas, las cuales no «existen» sino que «tienen tendencia a existir» o «una tendencia a ocurrir». La fuerza de estas tendencias es expresada en términos probabilísticos.
  13. &  Capra F: El Tao de la Física. Sirio, Málaga. 1983. pp 93
  14. Planck sugirió con base en sus hallazgos experimentales que la luz exhibía propiedades de partícula, con base en la evidencia de sus estudios sobre la radiación emitida por objetos calientes, que llamó la radiación del “cuerpo negro”, demostró que la radiación electromagnética es absorbida o emitida por un objeto solamente en paquetes discretos de energía. Para la radiación de una frecuencia determinada f, este paquete  o quanto de energía viene definido por la fórmula: E = hf  en donde = 6.63 x 10 -34 Julios/ segundo, la cual es una constante universal o constante de Planck.  La energía en cada cuanto de luz de un color en particular es la frecuencia de la luz multiplicada por la constante de Planck. Cuando un cuerpo negro se calienta, el primer color que brilla es el rojo, porque los paquetes de energía de la luz roja son los paquetes de energía más pequeños en el espectro de la luz visible. A medida que el calor aumenta se dispone de mayor energía y se pueden utilizar mayores paquetes de ella. Los mayores paquetes de energía forman colores de más alta frecuencia como el azul y el violeta.
  15. En 1905 Einstein hizo dar a la idea del  cuanto de luz un paso más al proponer que la misma luz está compuesta de unidades corpusculares llamadas fotones. Un fotón se desplaza a la velocidad de la luz y su energía está relacionada con la frecuencia de la radiación. En: &  Cromer AH:Física para las ciencias de la vida. Editorial Reverté, Barcelona, 1978. pp. 447
  16. &  Zukav G: La danza de los maestros del Wu-Li. 2ª Ed. Plaza y Janés, Barcelona. 1991 pp. 67
  17. En 1972 se pudieron realizar los cálculos que solucionaban el problema de la síntesis de la relatividad general con el principio de la mecánica cuántica. Esta solución se denominó «supergravedad», y se consideró la mejor solución para unificar la gravedad con las otras fuerzas, que en 1984 cedió el lugar a la «teoría de las cuerdas» en la que las partículas son descritas como ondas viajando por una cuerda. Según esta, la emisión o absorción de una partícula por otra corresponde a la división o reunión de cuerdas. Pero la teoría de la división de cuerdas es consistente si el espacio-tiempo tiene entre 10 y 26 dimensiones, en vez de las cuatro usuales. Tomado de &  Hawking SW: La Historia del Tiempo. Crítica – Grijalbo, Barcelona. 1989 pp. 202, 204 y ss
  18. Si se define la esencia como el aspecto más importante y significativo, el esencialismo o capatación intuitiva de la esencia, hace referencia a que los que captamos o percibimos es la propia esencia. la explicación de la esencia permite responder al tipo de preguntas “¿qué es ?” y formular la respuesta en forma de una definición de la esencia. Al tratar sobre las visiones de la ciencia y la explicación científica, existen dos clases de respuesta: la explicación conjetural, que implica hacer algunas suposiciones y esperar a ver que se sigue, y el método de explicación esencialista que ofrece explicaciones infalibles, en contraposición a las explicaciones tentativas del enfoque conjetural. En: &  Popper KR, Eccles J: El Yo y su cerebro. 1ª Ed, 2ª Reimpresión,  Editorial Labor Barcelona, 1985. pp. 193
  19. Boscovich RJ, citado en : &  Popper KR, Eccles J: El Yo y su cerebro. 1ª Ed, 2ª Reimpresión,  Editorial Labor Barcelona, 1985. pp. 215
  20. &  Hawking SW: La Historia del Tiempo. Crítica – Grijalbo, Barcelona. 1989 pp. 223-224
  21. &  Wilber K, Bohm D, Pribram K, Keen S, Fergusson M, Capra F, Weber R y otros: El Paradigma Holográfico. Una exploración en las fronteras de la Ciencia. 3ª Edición. Kairós, Barcelona. 1992. pp. 194
  22. &  Zukav G: La danza de los  maestros del Wu-Li. 2ª Ed. Edit. Plaza y Janés, Barcelona. 1991. pp. 58
  23. &  Wilber K, Bohm D, Pribram K, Keen S, Fergusson M, Capra F, Weber R y otros:  El Paradigma Holográfico. Una exploración en las fronteras de la Ciencia. 3ª Edición. Kairós, Barcelona. 1992. pp. 196
  24. &  Wilber K, Bohm D, Pribram K, Keen S, Fergusson M, Capra F, Weber R y otros:  El Paradigma Holográfico. Una exploración en las fronteras de la Ciencia. 3ª Edición. Kairós, Barcelona. 1992. pp. 195
  25. &  Capra F: El Tao de la Física. Editorial Sirio, Málaga, 1983. pp. 399
  26. &  Trefil JS: De los átomos a los quarks. Biblioteca Científica Salvat, Barcelona, 1985. pp. 202
  27. &  Moravec H : El hombre mecánico. El futuro de la robótica y la inteligencia humana. Salvat Editores. Barcelona, 1993. pp. 220
  28. &  Wilber K, Bohm D, Pribram K, Keen S, Fergusson M, Capra F, Weber R y otros:  El Paradigma Holográfico. Una exploración en las fronteras de la Ciencia. 3ª Edición. Kairós, Barcelona. 1992. pp. 193
  29. &  Fergusson M: La Conspiración de Acuario. 4ª Edición. Kairós, Barcelona, España. 1990. pp. 193
  30. &  Popper KR, Eccles J: El Yo y su cerebro. 1ª Ed, 2ª Reimpresión,  Editorial Labor Barcelona, 1985. pp. 215, 216
  31. &  Zukav G: La danza de los  maestros del Wu-Li. 2ª Ed. Plaza y Janés, Barcelona. 1991. pp. 48
  32. &  Zukav G: La danza de los  maestros del Wu-Li. 2ª Ed. Plaza y Janés, Barcelona. 1991 pp. 202
  33. &  Garzón-Mendoza, R: Ensayos Críticos de Filosofía Histórica-Política y del Derecho. Imp. Dptal Valle. Cali, Colombia, 1985. pp. 256
  34. &  Fergusson M: La Revolución del Cerebro. Editorial Héptada. Madrid. 1991 pp. 166
  35. &  Trefil JS: De los átomos a los quarks. Biblioteca Científica Salvat, Barcelona, 1985. pp. 205

 

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Alejandro Melo-Florián

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